Capítulo 59

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Narra Aymara: 

-¿Te podes calmar un poco? -Me dijo Sol mientras le bajaba el volumen a la tele- no se va a ir, idiota

-Pero es mucha guita que le ofrecen y todos los medios dicen que se va a ir -Le dije desesperada. Tenía el corazón en la boca. ¿Me va a dejar?

-¿A caso vos lo llamaste y hablaste con él? 

-No, pero...

-Entonces no empieces a hacerte la cabeza 

-Sol, vos no entendes 

-Si entiendo, Aymi. Vos sos la cabeza dura aca y si no me crees, agarrá el celu, marcá el numero de Rodrigo y aclará las dudas -Dijo y largó un suspiro, ya la tenía cansada. 

-Bueno -asentí y desbloqueé mi celular. Para mi sorpresa tenía un mensaje suyo.

"Tranquila, no me voy a ir ;)" 

Sonreí y me reí de mi misma. Soy una idiota.

-¡Te lo dije! -gritó Sol en el oído y me sobresalté. Agarré un almohadon y se lo tiré- hey, encima que hago que no pierdas los estribos me pegas

-Bueno, ¡tenías razon! Ya lo dije -Rodé los ojos.

(...)

Llegué temprano al club, una hora antes, como siempre. Me cambié y entré en calor, hoy quería estar con toda la energía porque se venía un partido importante este finde, el que si ganamos nos lleva a cuartos de final. No quedaba nada y yo estaba casi segura de que este año era nuestro, de nadie más. No se nos iba a escapar esta vez.

La verdad que el hecho de que Rodrigo se quede me tranquilizaba. Han sido los mejores meses de mi vida y él era la razón. Me sorprendía mucho como todo había cambiado entre nosotros, como cada vez teníamos más confianza y no nos peleabamos tanto como al principio. Y sí, pasaron mil cosas, me enojé en muchas ocasiones por error, lo juzgué sin conocerlo, pero acá estoy, loca por él.

-¿Pensando en el finde? -escuché que alguien dijo a mis espaldas y me sobresalté, me di la vuelta. Gonzalo, el hermano de Luciana (la nena a la que solía aconsejar).

-En parte sí y en parte no -Reí y me apoyé sobre mi palo.

-Interesante -Chasqueó la lengua y sonrió- vine a dejar a la peque y quería aprovechar para quedarme un rato a verla 

-Ahora deben estar calentando en la otra cancha -Pensé- tu hermana tiene potencial pero es muy insegura

-Sí, se lo dije varias veces -Hizo una mueca.

-¿Y qué te dijo?

-Que no la moleste -Ríe- en la casa si que tiene carácter pero cuando viene acá se apichona

-Capaz tenés que venir a verla más, así se enoja y saca la furia -Bromeé y ambos reímos.

-Puede ser -Sonríe- ¿vos qué onda? 

-¿con qué? 

-No sé, el hockey, tu vida

-Nada, vine un rato antes para estar bien el finde. Ya sabés, estamos a nada de clasificarnos para los cuartos de final. 

-¿Contra quién les toca?

-Todavía no sabemos 

-¿Y tu vida? ¿Como vá el novio?

-Muy bien, creo que nunca estuve tan feliz -Esbocé una sonrisa- me sorprende sentirme así

-Es normal -Alzó los hombros- se nota que te gusta mucho

-Es lo mejor que me pasó en los últimos meses 

-Me alegro por eso, Ayma -Me dio una palmada en el hombro- me voy a ver a la enana

-¡Gracias! Te acompaño, ya la extraño

Narra Rodrigo:

"Mientras tanto vos crees que ella está feliz por que decidiste no aceptar la oferta..." Leí el mensaje y luego vi la foto. Número desconocido. 

Creo que mi labio iba a terminar seco de tanto que lo estaba mordiendo. Mi cabeza daba mil vueltas y no podía dejar de observar aquella foto. 

-No es lo que parece, Rodrigo. Solo están riendo juntos, solo parecen pasarla bien, nada más -Me dije a mí mismo y bloqueé el celular. 

Intentaba desviar mis pensamientos, ella no era así. No podía dejarme abrumar por una tonta foto y sin antes hablar con ella. 

"Mirala. Incluso se ve más feliz que de costumbre" "Creeme, a ella no parece importarle mucho la noticia" Otra vez, otra foto y el número desconocido. 

Aymará le sonreía al chico y él a ella.

Respiré hondo y cerré los ojos. Ella no es así, ella no es así, ella no es así... Sólo es un amigo y nada más. Vos confias en ella, Rodrigo.

"¿No me crees? Ella acaba de irse con el mismo muchacho a quién sabe donde"  No quise ver la foto. 

Solo intentaban que me haga la cabeza, sólo eso, nada mas. Por supuesto yo confiaba en ella...

Narrador omnisciente:

Los gritos se oían desde la calle. Sol se resistía a entrar a la sala y hacerles entender que eran unos idiotas. Nacho, quien también o8a la discusión, estaba preocupado. Era una tontería.

-¿Sabes qué? Por mí andate, hace lo que se te cante, no me interesa nada que venga de vos. Si no vas a confiar en mí, es al pedo -Se escuchaba que decía Aymará con la voz algo cortada.

-Voy a entrar Nacho, no puedo dejar que hagan eso -Dijo Sol y él negó.

-Son problemas de ellos, flaca. Dejalos, ya sabes como son, en unas semanas o días se arreglan y terminan a los besos -Intentó tranquilizarla pero por dentro sabía que eso iba a ser poco probable. Aymará era bastante orgullosa como para perdonarlo.

-¿Y que querés que piense si me mandan eso? Ponete un poquito en mi lugar. Siempre terminás haciendo lo mismo, me dejás mal a mí y después tengo que venir yo a disculparme. Dejame decirte que esta vez no va a ser así -dijo esta vez Rodrigo levantando la voz.

-Ah bueno, encima te hacés la víctima -Aplaudió ella con ironía.

-Sos inbancable, ¿sabías?

-Y bueno, si no me bancas ahí tenés la puerta. Yo no fui la que se equivocó.

-Sí, me voy a ir pero que te quede claro que no voy a ser yo quien se eche la culpa esta vez. -y luego de eso un portazo.

Sol miró a Nacho y este sólo se limitó a rodar los ojos.

-Son unos imbéciles...

Te amo y odio - Rodrigo MoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora