❝ ─Intenta no ser presa de tus instintos, se digna de ser llamada una princesa.
─Al carajo con la realeza. ❞
Historia Reiss, hija legítima de los monarcas del Gobierno Real.
Intenta llevar una vida pacífica dentro de un mundo "paranormal", donde las...
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Sus uñas se aferraban a la textura de sus piernas, rastros de sangre se permitían contemplar a lo largo de su tersa y suave piel. Mientras fuertes y calientes bocanadas de aire emergían entre sus labios. Lloraba con fervor, exigía que acogieran sus necesidades a través de esas estrechas paredes de cristal, se notaban tan frágiles a simple vista, pero una bala era imposible de penetrar.
Gracias a los gritos estrepitosos provenientes de la morada real, los vasallos del reino difundieron el rumor que los monarcas desearon ocultar, de su hija y única heredera, Historia Reiss.
Vivían bajo un mundo de docilidad ante los amos de su raza, en este caso, el monarca Rod Reiss poseía la autoridad de un Alfa, extrañamente se enamoró de una mujer Beta, con la cual fecundó el fruto de su amor, una pequeña de hebras doradas, orbes celestes como el cielo y la piel tan suave cual pétalo de rosa, en conclusión, una hermosa y delicada florecilla, como su padre solía llamarla de pequeña. Sin embargo, cada persona conserva un defecto, nadie es perfecto en cualquier mundo, Historia Reiss no era la excepción, y mucho menos en un mundo de personas con instintos animales.
Rod sostenía la falsa sensación que todo era perfecto con su pequeño capullo, que no tendría la preocupación de encargarse con una fiera en celo, por ello había optado en concebir un cachorro con una mujer Beta, no obstante, catorce años después del nacimiento de Historia, ésta desprendía un dulce olor que en años había presenciado, sus instintos de un Alfa se alertaron llevándolo hasta la dueña de esa magnífica sensación, se detuvo en seco al ver de quien se trataba, sus manos temblaban con agonía, su preciado cachorro era una omega.
Inmediatamente ordenó aprisionarla en una cámara de calor, que contendría el olor de su celo dentro de esas barreras de cristal, nadie podría apreciarla dentro de ese lugar.
La noche fue un desastre para Historia, era el sufrimiento acontecía cada celo desde los catorce, actualmente ésta conservaba los diecinueve años.
Por otra parte, Rod emprendía la búsqueda de un Alfa perfecto para su única heredera al trono, alguien destacado de algún reino vecino, imponente, perspicaz y sobre todo atractivo. Sin embargo, aquellos que tenía en cuenta ya guardaban un matrimonio con doncellas de la realeza. Cualquier estúpido Alfa o Beta que intentara acercarse a Historia tendría un pase seguro al calabozo.
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-Es bueno verte de nuevo, Hisu.-La voz de la castaña interrumpieron mis estiramientos matutinos, únicamente le dediqué una corta sonrisa para emprender nuevamente nuestro camino al espacioso pueblo del reino.
Mi madre siempre mencionaba que no era indispensable salir hasta la población por lo que fuera necesario en la cocina, para ello estaban los mozos del castillo, pese a ello, me agradaba la idea de ayudar y convivir con esas personas, eran amables y siempre mantenían una sonrisa en su rostro. Además, que era la única opción de escapar de las penumbras paredes de mi hogar.
