Cenizas

Él yacía recostado sobre su sofá, con su mirada pérdida, inundado con pensamientos vagos sobre las advertencias que recibió sobre sus allegados, las cuales le costaba recordar.
De pronto se escucha una seguidilla de fuertes golpes que venían de su puerta, tan fuertes que era imposible que la misma no haya cedido. Se levanta exaltado de su reposo y empieza a correr hacia la puerta, la cual empieza a alejarse al igual que el sonido.

«¿La puerta se está alejando?, ¿o seré yo el que esta alejándose?»

Pareciera que hubiera pasado ya varios minutos, quizás horas, pero logra llegar a la puerta la cual ahora apenas emite sonido. Al abrir la puerta se asombra al ver una figura humanoide con tonos grises que esta desvaneciéndose en cenizas.

El hombre empieza a buscar a alguien que haya visto lo que él vio, pero solo nota el vacío mismo en las calles, aquello que el evitaba ahora se vuelve lo que más anhela encontrar. Empieza a recorrer el silencioso lugar, pero solo ve sombras...sombras de lo que alguna vez fueron personas.

«Debí haberme quedado dormido, esto no es más que un sueño, debe serlo.»

Mientras avanza, decide observar por las ventanas, tratando de encontrar una señal de vida pero solo contempla hogares desolados, como si el mundo entero hubiera conspirado contra él. Enseguida nota como todo lo que tiene por delante, aquellas casas solitarias y grises, empiezan a desvanecerse. Asustado y desconcertado huye en dirección contraria, las sombras ya no están y los únicos sonidos existente son el del latir de su corazón y su respiración agitada.

Al divisar su casa, intenta acercarse a ella pero siente otra vez como si fuera una eternidad, al darse la vuelta mira horrorizado que todo lo que observa es un oscuro vacío que se acerca. Casi al borde del abismo logra alcanzar la puerta, desesperado trata de abrirla, pero está cerrada. Lo único que le queda es golpear hasta tirarla, sus puños estremecen contra esta, pero empieza a notar la pérdida de fuerza, todo se va haciendo más y más oscuro mientras observa que sus manos se están desvaneciendo y lo último que escucha es un susurro en su cabeza junto al ruido de la puerta.

«Necesitas ayuda.»