Epílogo -alternativo-

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Como dice el título, este epílogo es solo lo que pudo haber pasado si Eiden fuera un chico, sé que a muchos les gustaría leerlo pues es el que hizo la historia posible.

...


Ha pasado un año a partir de la ida de Eiden a otra ciudad, desde que Mónica se convirtió en la apartada de la escuela, también de que Timmy se convirtió en casi el chico soñado —seguía teniendo problemas con la pena— y lo más inesperado, desde que Isla comenzó su último año de preparatoria con una nueva ella, con una sonrisa radiante y lo que era mejor, nueva y renovada vida. Dejó de ser la asocial de su grupo y, aunque a veces quiere matar a uno que otro tarado, mide sus palabras e ignora a la mayoría.

Isla y Timmy salen muy seguido a todas partes, a tomar un helado, ir al cine, van a la feria, a cenar y a veces salen de fiesta fuera de la ciudad, claro, deben llegar antes de las tres de la madrugada.

La castaña estaba preparándose para salir con sus padres ahora ya con 19 años recién cumplidos se había desarrollado un poco más —aún parecía niña— pero eso no la detenía para nada, era una extraña combinación de una chica femenina con una deportista. Sus padres la llamaron en la planta baja. Terminó de aplicarse la máscara de las pestañas, se puso sus zapatos deportivos y bajó de cuatro en cuatro los escalones. Había tomado clases de parkour los últimos seis meses y ya podía hacer eso y más. Era como un pequeño mono.

— ¿Qué pa... ¡Eiden! — los ojos le brillaron, fue corriendo hasta su amigo y saltó a sus brazos sin pensárselo dos veces.

Sus saltos eran demasiado altos y rápidos pero aun así Eiden alcanzó a sujetar las piernas de la chica a ambos lados de su cintura.

— ¿Cuándo llegaste?

—Hace un par de horas, ¿cómo está mi ex favorita?

Se sonrieron.

Cuando Isla tocó a Eiden y soltó aquel grito era porque en la parte superior había senos un poco desarrollados de mujer...

—Está excelente ahora que ve a su ex favorito... y el único.

Y en la entrepierna había un bulto muy desarrollado de hombre...

—Que bien, me encanta verla sonreír.

Eiden era un chico en todos los sentidos, su leve parecido con una mujer —se creía— era debido a que era gemelo, su hermanita murió a los tres meses de nacer por muerte de cuna y su rostro pudo haber sido usado para una niña y un niño. Los pechos semi-desarrollados como los de una niña de primaria se debían a la ginecomastia, que era una afección que hacía que los estrógenos —hormonas femeninas responsables del desarrollo de las mujeres— se produjeran más de lo debido en el cuerpo de los hombres usualmente era temporal... y Eiden ya era un chico normal en ese sentido.

— ¿Quieres bajarme?

—De acuerdo.

Isla se quedó en casa —en la banqueta para ser exactos— para platicar con Eiden mientras sus padres salieron a cenar. Podían entrar a la casa pero querían ver la serenidad de la noche.

Eiden e Isla habían tratado de tener una "relación a distancia" pero no funcionó y a los dos meses terminaron. Siguieron con sus vidas hablando de vez en cuando por video llamada o mensajes pero muy de vez en cuando. Eiden ya tenía una novia con la que llevaban tres meses, pero esta se volvía cada vez más insoportable, los celos estaban a flor de piel y eso le molestaba. Isla, por su parte, salía con uno que otro chico pero ninguno llamaba su atención más que Timmy que podía decirse que casi le gustaba y él trataba de mil maneras de que Isla lo aceptara pero ella no estaba lista aún.

— ¿Nada de nada con Timmy?

—Nada de nada, me gusta un poco pero no necesito una pareja por ahora.

—Bueno, un gusto es un gusto y puede llegar a más.

—No creo, de ser así ya habría pasado algo. ¿Qué tal con Ingrid?

—La terminaré cuando regrese.

— ¿Cuándo regresas?

—En un mes.

—Tenemos tiempo para salir.

—No tanto como quisiera... —. Eiden mordió su labio, quería preguntarle algo a Isla pero no sabía cómo — ¿Dónde estudiarás la universidad?

—Me tomaré un año, quiero ir a cursos de inglés y francés, aparte de que quiero seguir asistiendo al parkour un tiempo en lo que pienso qué quiero estudiar.

—Con razón eres rápida y tus músculos han crecido — alagó. Se acercaron hasta poder abrazarse ahí sentados.

Ambos se miraron al mismo tiempo, sus ojos inspeccionaban los rasgos del otro hasta caer en un solo objetivo. Los labios.

Cortaron el poco espacio que quedaba entre ellos devorando la boca del otro con desesperación y necesidad. Al separarse sonrieron cómplices, entraron a la casa corriendo de la mano a tirarse sobre el sofá más grande.

— ¿Te quieres detener?

—No gracias.

Colorín colorado, ahora sí este cuento se ha acabado... Ah no, aún falta más.

¿Chico O Chica? (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora