En el Castillo Real

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Como era de esperarse Amiel y Zamaliel desplegaron sus alas para trasladarse a la isla, mi fiel quimera ya no estaba conmigo y además tenía otros acompañantes terrestres, por lo que alteré la tensión superficial del agua para cruzar sobre ella sin hundirnos, era mejor que congelar todo y hacer un puente permanente de hielo que conectara con la costa.

Al llegar a la entrada del castillo, el comité de bienvenida estaba allí Astarok, Bitrel y Danek, tres hechiceros muy poderosos se encontraban junto a un grupo de alykares (una especie de perros endemoniados en estado de putrefacción con cuernos y colmillos). Jack miró con desprecio a Bitrel, el cual portaba una abrigo de piel de lobo sobre sus hombros y cabeza, el hechicero le sonrió con malicia y un segundo después Jack ya era un enorme ejemplar de hombre lobo.

-Bitrel es mío sigan adelante.-Dijo Jack.-Yo me encargaré de él.

Por su parte Rafael observó a Denek y sus ojos pasaron del hermoso dorado a un intenso rojo, no había nada que discutir, él sería su contrincante. Dejo asomar sus colmillos y se quitó el saco del traje que llevaba puesto dispuesto a pelear con el hechicero.

Astarok se relamió los labios al ver a Amiel lo cual enfureció a Zamaliel, quien en un abrir y cerrar de ojos ya portaba su reluciente armadura y empuñaba su lanza-espada.

-Astarok es mío sigan adelante.-Comentó el ángel.

Amiel y Dyna se miraron y con solo una expresión en sus caras bastó para que supiera que se harían cargo de los alykares.

-Dyna domestiquemos a esos sabuesos.-Dijo el hada.

-Con todo gusto, Amiel.-Contestó ésta.

-Ilai continúa junto a Lucien nos haremos cargo de ellos.-Dijo el ángel.-Seguramente puedas necesitar apoyo más adelante, en cuanto nos deshagamos de estos los alcanzamos.

Dicho esto último las batallas comenzaron. Lucien y yo corrimos hacia la entrada del castillo dejando a nuestras espaldas a los demás luchando con sus respectivos contrincantes.


Amiel y Dyna:

Los alykares no dejaban de ser animales salvajes, criaturas dominadas por impulsos demoníacos de matar y destruir todo a su paso pero afortunadamente Dyna y yo los dominamos sin problemas.

Volé rumbo a los animales quienes sin ningún reparo trataron de alcanzarme, comencé a rodearlos con mis polvos mágicos mientras volaba a su alrededor. una vez completo el círculo que los encerraba agité mis manos hacia arriba y torbellinos danzantes giraban entorno a los alykares impidiendo que se propagaran Dyna invocó su Colibrí, quien ya en forma de fénix atacaba a los perros sin reparo alguno. 

Rafael:

Denek era conocido por utilizar la sangre de los demonios en pociones que enfermaban, alteraban y controlaban a los humanos a su antojo, haciendo que respondieran a sus macabras voluntades, era realmente un repulsivo hechicero que no merecía respeto así que le ataqué con todas mis fuerzas.

El hechicero me lanzaba rayos una y otra vez, sin darme posibilidad de atacar. Era muy veloz debo admitir pero no muy fuerte, luego de un período de tiempo no muy  largo sus ataques fueron haciéndose más lentos y al fin pude atacar. 

Corrí hacia él con todas las fuerzas que me quedaban esquivando cada rayo que me lanzaba, abrí mi boca y de un salto aterricé sobre él haciendo que cayera y mordiendo su cuello, invadido por la rabia desgarré su cuello pero tuve una mejor idea. Lo miré a los ojos e hice lo que hacía con los humanos tomé su control en mis manos, para que se dañara a sí mismo con sus rayos más potentes.

Jack:

Ver en Bitrel la piel de aquel lobo me invadió de ira corrí hacia él con gran velocidad y ataqué su cuerpo con mis enormes garras. Debo de admitir que la misma ira no me dejaba reaccionar con claridad y el hechicero acertó varios golpes en mi cuerpo con su daga, pero lejos de detenerme ocasionaba que le atacara aún con mayor intensidad hasta que abrí mis fauces para darle un golpe final que requirió mucho esfuerzo.

Zamaliel:

Astarok y yo teníamos historia, su antecesor Agramer había batallado contra mí en el pasado, un hechicero tan abominable como el demonio, Astarok era conocido por aprovecharse de las hadas indefensas y abusar de sus poderes, tal era su obsesión con ellas que coleccionaba las alas de las hadas que mataba. La codicia al mirar a Amiel encendió mi mayor deseo de proteger lo cual hizo que decidiera hacerme cargo de él. Agité mis alas con gran potencia apagando cada bola de fuego que me lanzaba, devolviendo cada piedra que lanzaba y enlenteciendo sus movimientos, lo que hizo que materializara su guadaña y comenzara una lucha de armas.

Estocada tras estocada nuestras armas chocaban y resonaban, no había quien llevara las de ganar, era tan ágil como yo. Esto hizo que comenzara a usar magia simultáneamente, magia que obviamente estaba anticipando con mi agilidad,agité mis alas con fuerza y lancé una ventisca que devolvió una de sus esferas de alma negra, la que terminó quitándole la vida.

Lucien:

Corrimos junto a Ilai por los pasillos del castillo en busca de su demente tío, no paramos ni un segundo hasta que un hechicero se presentó frente a nosotros, uno que una vez había llamado amigo, Maidon, él había sido uno de los brujos que estuvo junto a mí cuando me torné un mago blanco, pero prefirió la oscuridad.

Luz y tinieblas no conviven, tenía que enfrentarlo pese a todo, mi condición de mago blanco no me permitía matarlo pero nada me impedía detener su paso y capturarle.

Así que desplegué mi luz en ambas manos, Maidon por su parte desplegó su oscuridad, en sus manos esferas negras se materializaron, esferas de alma negra, pocos brujos eran capaces de crear un narí sek et tan poderoso como el de Maidon, generalmente los brujos lo concentran en un punto o una esfera sola pero él desplegaba esa oscuridad a su antojo, era prácticamente la antítesis de mi luz.

Usaba la luz en mi como escudo contra sus ataques una y otra vez mientras mi joven amigo seguía su rumbo; Maidon era poderoso pero mi destino era proteger al joven Ilai con mi vida de ser necesario así que usé toda mi luz en defensa de él. 

Maidon no soportó mi luz, lo segó al punto que una esfera de alma negra rebotó contra él y se quitó la vida a sí mismo. .

Ilai:

Honestamente me sentía pésimo por dejar que mis amigos pelearan contra esos tipos, se veían rudos, pero no quería que ellos se enfrentaran a mi tío, ese si era mi asunto. Yo debía hacerme cargo de mi familia y el caos que causaron. Así que corrí y corrí por los pasillos de mi castillo, reparando en todo lo que me había perdido por culpa de la ambición de mi tío. 

Al llegar a la entrada del gran salón habían tres alykares parados en la puerta, la cual permanecía cerrada, desenvainé la espada de Owen y activé la pluma de Iliangelith la que me dio mi cetro-daga una vez más, estaba listo corrí hacia la puerta, los animales corrieron a atacarme. Uno a uno herí a dos de ellos con las armas y al tercero bueno simplemente de mi collar despedí una esfera alma negra.

-Narí sek et!!-Grité con todas mis fuerzas y la esfera salió de mi pecho hacia el animal y con una patada hice mi entrada triunfal al gran salón.-Tío Agmer, o debería decir Radriel.



CON LOS  OJOS ABIERTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora