Tener el cabello corto me gustaba, es solo que ay veces que me gustaría tener una hermosa y larga cabellera, pero el corto va más a mi personalidad, y más ahora que tenía el cabello color borgoña. Terminé de cubrir mis imperfecciones con un poco de maquillaje, solo un poco, me iba a la escuela no a una pasarela. Miré el reloj de mi celular, cepillé mis dientes, y desordene mi cabello, para luego bajar las escaleras y darme un último vistazo en el espejo de mi sala. Odiaba mi uniforme escolar me sentía como una mojigata virgen de cincuenta años, y eso era poco decir…hoy era uno de esos simples días en los que realmente no quería ir al colegio, estaba en décimo grado solo me faltaba un año para irme a la universidad y para mí, cada día se hacía eterno. Viéndome al espejo no me sentía hermosa, ay personas que afirman que soy bonita, pero quizá es solo parloteo para sentirme mejor con migo misma. Mis grandes ojos oscuros, mi altura extrema para mi edad, no miento al decir que me sentía como una jirafa, aunque podría ser solo que las demás niñas son bajitas, además de mis piernas demasiado largas para mi gusto, añadiéndole mis exuberantes caderas y trasero. Me sentía gorda. Tomé una bocanada de aire y me dirigí al auto de mi mama.
Mi relación con mama era extraña, toda mi vida creía que no podía menospreciar a alguien más que a ella, que todos tenían razón en tratarla mal y tan duramente. Toda mi vida, y toda mi relación con ella se ha basado en gritos, algunos golpes en el pasado, insultos, humillaciones, sentimientos rotos, y muchas lágrimas de sangre. Pero ahora que se suponía que papa no volvería a casa, empezaríamos de nuevo, no culpaba a papa por eso, es solo que mama no pensaba y razonaba nada, estando con él. Era otra persona totalmente distinta, era mala estando con él. Con ella era todo un caso, cuando estaba con él, se olvidaba de mis hermanos y de mí, y no existía nadie más en el universo que papa, pero cada vez que él se iba se la pasaba llorando y sintiéndose mal, pero más cerca de nosotros, su verdadera familia. Era una de esas situaciones a las cuales no sabía ponerle cara, acaso, ¿Qué es mejor, estar con alguien que no te ama, te aborrece y humilla, o estar sin él y ser infeliz? Era algo a lo que tenía que echarle cabeza con gran detenimiento. Pero no era lo único que tenía en mis preocupaciones de momento. Tras de que iba más que mal, en el colegio, estaba todo este asunto de óscar y mis indecisiones. Mi cerebro se dividía en dos... Mi lado atrevido, coqueto y sexy. Y mi lado tímido, con grandes miedos y temores rondando por doquier. Cuando pensaba con uno se suponía que debía hacerlo, pero con el otro. Era más que frustrado.
-ya llegamos. Alice… a qué hora te vengo a recoger?—la voz de mama me saco de mis pensamientos. Ni siquiera me había dado cuenta de cuando llegamos a la escuela.
-a la misma hora, ya lo sabes. —dios, todos los días me hacia la misma pregunta.
-está bien. Has hablado con tu padre?—dijo con el tono un poco cauteloso, ella sabía que odiaba que me preguntara por él.
-no. —dije en el modo más cortante que encontré. ¿Cuándo seria el día en que no me quisiera bombardear con preguntas sobre él? De lo que menos quería hablar ahora era de él, y más si es de hablarlo con ella.
Dicho esto cogí mis cosas, saliendo del auto. Todos los días antes de dirigirnos a nuestros salones de clase, hacíamos una especie de ofrecimiento a dios, en la capilla. Yo creo en dios, perdón por decirlo pero todos ellos me parecían unos hipócritas.
Salude a valentina y a Javier, no es que ellos fueran mis mejores amigos o así, bueno quizá Javier si era mi mejor amigo hombre, aunque quería a valentina y le tenía mucha confianza, Camila siempre seria mi mejor amiga. Valentina era mi apoyo en el colegio ya que Camila no estudiaba conmigo, puesto que sus padres me odian y piensan que soy una mala influencia, y soy una persona corrosiva para sociedad.
Abrace a Javier, porque sabía lo que me esperaba, óscar se hablaba mucho con Javier, por lo que cada cosa que hablaban con respecto a mí, Javier me lo contaba, o por lómenos eso creía.