El parque estaba en completa calma, las ramas de los árboles y las flores se movían a compás con con la brisa, las cuerpos de las personas se movían de manera desordenada por la ciudad sin embargo, no podía ver los rostros de ellas pero entre toda la multitud se encontraba el único rostro completamente nítido a mi vista, una niña de cabellera larga negra, un tono de piel demasiado blanco para mi gusto, ojos grises, vestido rosado y rasgado; y de momento se apagó la voz de la multitud y solo quedo el melodioso sonido de la voz de aquella niña pidiéndome ayuda.
A cada paso que me acercaba notaba que mi alrededor se oscurecía, no le tome mucha importancia a eso y le estire mi mano a la niña, cuando la tomó todo desapareció y sentí un vacío hasta que mi pequeño cuerpo chocó contra una pared.