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"For here am I sitting in a tin can, far above the world, planet Earth is blue and there's
nothing I can do"

Peridot Green había esperado toda su vida para ese momento, unas gotas de sudor caían por
su frente, se apuró a limpiarse, no dejaría que nada arruinara este momento. Estaba relativamente cómoda, "un buen diseño" pensó, y toda aquella maquinaria se veía bastante
retro, "reliquias antiguas, pero tan simples, tan perfectas".
Años preparándose. La rubia recordaba su niñez de manera algo lejana, casi como un recuerdo en VHS. Ahí estaba de pequeña jugando con alguna niña, de la que ya solo queda el nombre de recuerdo, imaginando que viajaban lejos, que visitaban lugares exóticos y entonces fantásticos como Paris o China. Ahí estaba escuchando atentamente a su padre, mientras este le relataba
grandes historias acerca de todo lo que la nueva tecnología podía hacer, de los nuevos inventos que la humanidad inventaba, y que parecían tan mágicos a los ojos de una niña y de él, hombre de ciencia emocionado al ver ese brillo en los ojos de su hija. Ahí estaba ella, una adolescente toda desgarbada, obsesionada con las historias de ciencia ficción, con los insectos, con las constelaciones, con la química y la computación, siendo tildada de nerd, de rara, y claro, de enana, su aspecto físico daba toda la ilusión de ver a alguien varios años menor, o al menos eso reflejaba para la mayoría, pero eso ya no importaba, ya no.
Años de entrenamiento, probando su resistencia, probándoles a todos de que a pesar de que su cuerpo era pequeño y algo delgado, podía aguantarlo todo, no se dejaría caer; y si en algún momento su cuerpo flaqueaba su mente (gran orgullo de ella misma y de su familia) podía enfrentar cualquier reto y podía mantenerse firme ante toda situación que se le presentara.
Hubo largos noches sin dormir, tuvo que aprender cómo actuar en situaciones hostiles y poco
convencionales, empezar a llevar dietas extrañas, y... hacer ciertas cosas que preferiría no recordar...
Ahora, en su momento recordaba a su familia, se había despedido de sus padres hace tan solo unos minutos, estos le habían visto con tanto orgullo y felicidad, un abrazo cálido, a pesar de que antes habían discutido tanto; su padre le insistía que se dedicara a continuar su trabajo en las teorías físicas, ella podía tener un futuro prometedor, pero Peridot sabía que no era lo suyo, a menudo se distraía, tenía la cabeza en la luna; y ahora que Peridot había encontrado aquello que hacía que su corazón se acelerara, sabía lo que debía hacer, y no se detendría hasta lograrlo.
Peridot había sacrificado tanto hasta entonces, siempre lo dio todo, no se arrepiente de nada,
valió todo el esfuerzo... bueno, quizás de lo único que se arrepiente es de no haberse
enamorado y de no haber podido aceptar el amor de nadie por estar siempre demasiada enfocada en sus metas, siempre evitando aquello que no le dejara cumplir de manera eficaz con lo que su corazón de verdad deseaba, bueno... no importa, ya después habrá tiempo para eso. No es el final, después de todo.
Un último suspiro, entrar por aquella puerta, acomodarse en el lugar tantas veces imaginado,
asegurarse que todo estuviera en su lugar, mirar a su acompañante, de cabello azul, algo seria, realmente no se conocían tan bien como quisiera, pero pronto Peridot sonrió al pensar que de todos modos tendrían mucho tiempo para conocerse.
Y al fin había llegado el día, Hoy, 15 de enero del 2025, Peridot Green y Lapis Lazuli, despegarían en el "Centella 4TR".

"Adios, Planeta Tierra".

Space Oddity (Lapidot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora