capitulo unico

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Hikyuu no me pertenece, todos los derechos al gran creador Furudate, yo solo hago esto para hacer feliz a una basurita.

beteado por: PepperaFrustrante gracias por tu hermosa paciencia conmigo.

Aclaraciones abajo

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Número 2.

Siempre se había preguntado quien era ese chico con el particular lunar cerca del ojo; ese que portaba el número dos en su camiseta de Karasuno. Sabía que como los otros, era de tercero, pero jamás se había entablado una conversación con él. Y además... tampoco conocía su nombre.

Sus ojos viajaban con cuidado desde su posición hasta donde estaba aquel joven de cabellos algo platinados y sonrisa deslumbrante, la cual, parecía adornar la cancha y animar a los más jóvenes que se encontraban a su lado, o al menos eso creía.

Pero su observación hacia aquel joven se vio interrumpida cuando escuchó de pronto que lo llamaban gritando para que prestara atención. Su vista fue hacia el frente mientras saltaba y remataba con todas sus fuerzas.

Fue en los entrenamientos de verano donde se lo había topado por primera vez y siempre se preguntaba quién era él, ya que en realidad no había tenido mucho acercamiento con todos aquellos cuervos, solo sabía lo necesario. Tal como que era un setter pero que no era tan bueno, y tampoco tan notorio para destacar como el número nueve. Ya que sabía que el otro joven de cara amargada era el armador principal.

Los entrenamientos siempre eran calurosos y demasiados efusivos, era de esperarse que aquel chico de grandes ojos dorados entrenara hasta el cansancio cuando todo el mundo, siempre que podían, preferían ignorarlo. Ya que su energía era extrema en muchos sentidos.

Aquel día su fiel compañero de entrenamientos se negó a entrenar con él y al parecer todos estaban más que cansados.

''Bokuto-san mañana se acaba el campamento, por favor descanse'' habían sido las palabras específicas del pelinegro que siempre le tocaba la mayor carga cuando se trataba del As de Fukurodani.

Con un mohín en sus labios y un "quiero entrenar", había logrado escabullirse de nuevo para volver a la cancha y poder entrenar aunque fuera solo. Aún tenía bastante energía en él, después de haber comido bastante y combinado con la euforia de haber ganado tantos partidos ese día, aun sentía una carga de adrenalina a pleno. Para él, era imposible que se pudiera dormir en ese estado, por lo tan emocionado que estaba. Y cansarse haciendo lo que más amaba, le aumentaba el buen humor.

Al salir hacia las canchas, sintió el aire fresco de aquel lugar en Tokio mientras suspiraba feliz y se estiraba al mismo tiempo. Su caminar fue seguro, pasando por fuera de los gimnasios, hasta que de pronto se escuchó el retumbar de una pelota y varios quejidos; detonando el hecho de que algo no salía nada bien.

Sabía que Akaashi una vez le había dicho que no se entrometiera tanto en los asuntos de los demás, pero su alma era bastante curiosa, aparte, si había una persona entrenando, podría ayudarle a él también a entrenar. Sería una lástima desperdiciar una oportunidad como esa en aquellos momentos.

Sus pies se giraron hacia el gimnasio que portaba un gran dos en la parte frontal. Aquel número le trajo recuerdos de cierto cuervo de Karasuno, el cual, aún no sabía su nombre. Se preguntó cómo podría llamarse, la curiosidad de conocerlo mejor crecía cada instante. Aunque no era el mejor momento para estar pensando en él o eso creía.

Numero DosWhere stories live. Discover now