¿Crees en el destino? Yo hace un año y tres meses pensaba en qué el destino no existe, pero cada persona decide como iba a ser su camino. ¡Qué ingenua! El destino es real y aveces sin importar nuestras decisiones, si está escrito no hay forma de que cambie.
Me llamo María Espinoza, tengo 17 años y te contaré la historia de como conocí al amor de mi vida, aunque actualmente cada uno tenga su pareja...
En verano aquí en Perú lo primero que quieres hacer es viajar a la playa, respirar otros aires, encontrarte con tus amigos, bailar, emborracharte y olvidarte por esos días de todos tus problemas. Recuerdo bien que aquel año, en el 2016, mi madre me permitió invitar a dos amigas a nuestro departamento en la playa y ahí comenzó nuestra aventura. Éramos Lucía, Gabriela y yo a punto de pasar las mejores vacaciones de nuestra vida.
En el edificio donde es mi departamento vive un amigo llamado Pablo. Hemos sido amigos desde que yo tengo 14 años. Él es el típico amigo que siempre te anima con sus bromas y su sentido del humor, y así mismo cuando lo necesitas en los malos momentos él siempre estaba ahí para ti.
En aquel entonces yo me creía "enamorada" de un chico llamada Juan Fernando, un verdadero IDIOTA, que me tenía embobada. Él es el típico hombre que se cree la última gota de agua del desierto y que no existe nadie mejor que él.
Entonces para no aburrirles y no alargarles el cuento... en la playa finalicé mi relación con Juan Fernando por que lo encontré besándose con su ex novia con la que había durado un año. Me partió el corazón y por aquel momento pensé: "si así empezaron mis vacaciones ¿podrían de alguna forma terminar bien?". Lloré tanto y mis lágrimas parecían infinitas, mis ojos se hincharon todo lo que pudieron, apenas podías verlos. Mis ganas de disfrutar de la playa se perdieron el momento en que lo encontré con ella. Y a todos nos ha pasado... siempre hay un/a idiota que nos hace sufrir, aunque nuestras lágrimas o dolor no se lo merezcan en lo absoluto.
Pablo estuvo ahí, como siempre. Pero estaba vez no solo estaba él, también estuvieron Lucía, Gabriela y Tomás. Tomás antes de aquel día después de haber roto con Juan Fernando era un completo extraño para mí. Es decir, yo sabía quien era por que él se había besado con una de mis amigas cercanas, llamada Salma. Pero después de eso, él no era nadie importante en mi vida.
Como da vueltas el mundo...
Lo conocí como a un cualquiera sin saber la importancia que esa personita llegaría a tener.
Él me consoló dos días y después me hizo olvidarme de mi tristeza por que pasé el viaje entero de arriba hacia abajo con él.
Entre risas y sonrisas no me daba cuenta que poco a poco mi corazón se iba olvidando de Juan Fernando e iba creando un espacio para Tommy.
Como lo bueno dura poco después de unas semanas extraordinarias que consistieron básicamente en pasar todo el tiempo con Tomás, era hora de volver a casa en Lima. Pensé que tal vez después de aquel verano jamás volvería a saber de él, pero estaba equivocada.
Dos días después de mi regreso a casa recuerdo perfectamente haber recibido un mensaje de Tomás diciendo: "Hola niña" y cuando le respondí nuestra conversación empezó. A los pocos días nos contestábamos a los minutos y hablábamos de todo; desde política, hasta mandarnos memes.
De ahí empezamos a salir. Mis momentos con él eran perfectos, él me hacía conocer una parte de mí que ni yo sabía que existía. A su lado no había tristeza, todo era felicidad. Mi mirada cuando él estaba ahí irradiaba felicidad a cualquiera que pasaba cerca nuestro. Por primera vez en mi vida empezaba a creer que el amor si existía.
Todo iba perfecto, deseaba que mi vida se quedara así por siempre, pero era demasiado bueno para ser real. Salimos al cine, era algo usual a que él ama ver películas, pero jamás me imaginé que me daría tremenda noticia. Me dijo que se tenía que ir a vivir a Uruguay dentro de dos semanas, por el trabajo de sus padres.
Se me partió el alma en mil pedacitos. Sentía como algo dentro de mí se iba rompiendo y yo no podía ocultar mi tristeza. Mi persona, mi complemento estaba a punto de irse me lo dijo dos semanas antes.
Sin pensar en mis acciones me enojé con él por el hecho de avisarme tan poco antes, porque él admitió que a lo sabía desde el día en que me conoció. Tal vez aún era muy inmadura para darme cuenta que en vez de enfadarme con él debí haber aprovechado cada segundo a su lado.
Estuve con un enorme enojo durante una semana y de ahí nos vimos una vez más para despedirnos.Tenía una mezcla de sentimientos aquel día, pensaba en que tal vez sería la última vez que lo vería pero al mismo tiempo sentía una indignación de haber entregado mi corazón completo a alguien que estaba a punto de irse a vivir al otro lado del continente.
Ese día fue perfecto después de todo, creo que jamás había disfrutado tanto de su compañía y nunca me había dado cuenta de cuánto lo quería.
Pero cometí un error...
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Tú y yo vemos la misma luna, ¿cierto?
RomanceJAMÁS te enamores a distancia, porqué es el amor más bonito y sincero. Esta es la mejor y más bonita historia de amor que vas a leer en toda tu vida. ¿Qué pasará si dos jóvenes se aman locamente...pero a través de una pantalla? Tomás y María te ens...