Era curioso como algo tan simple le causará tanta inquietud. El ¿Cómo lo consiguió? Es lo de menos. Lo que importó en el momento de adquirirlo fue ese impulso travieso y juguetón que en ocasiones se apoderaba de él, cosa que a veces odiaba pero que sin duda le terminaba gustando.
Era una situación extremadamente estúpida y embarazosa ¿Cómo había llegado hasta este punto? Él, el temible Dios de la Destrucción del séptimo universo, Bills el destructor, en una situación tan incómoda, tan escándalosa, tan...Bueno, nada apropiada para una deidad como él.
Por fortuna para él, su asistente se había ido fuera por unas horas al planeta Tierra por orden suya. El suministro de Ramen de edición especial se agotó y era necesario que fuera reabastecido si ambos querían seguir disfrutando de tan maravillosa delicia terrestre. Eso significaba que se quedaría solo durante un tiempo largo y fue exactamente lo que necesitaba para probar su loca y demente idea.
Y ahora que Whis se había ido, ahí estaba él, parado frente al espejo en la habitación de su asistente maldiciendo en voz baja el hecho de que en su habitación no haya espejo alguno y que el del baño sea demasiado pequeño. El estómago se le revolvió en un millar de torpes y estúpidas mariposas revoteando por doquier.
Con un suspiro corto se giró para apreciarse mejor en el espejo de cuerpo entero, la visión de si provocó un escalofrío de nervios en la piel.
Se miró con detenimiento y no pudo evitar sonrojarse, las correas de cuero que envolvían su cuerpo le acentuaban los glúteos, delineaban sus pectorales y mantenían con firmeza la cola larga que poseía.
Los adornos de metal en forma de pequeños picos le daban un aspecto rudo haciendo contraste con las suaves plumas negras en los bordes de la ropa interior traslucida.
En el reflejo había un tímido y sexy gatito sonrojado vestido con un short apretado, negro, que le entallaba y definía el trasero.
"Esto es una estupidez y lo sabes" Charlaba con su propio reflejo al momento de colocarse el antifaz negro con detalles en gris y plumas plateadas al costado derecho. Se agachó para ajustarse las botas de cuero rígido que llegaban a la mitad de la pantorrilla del apenado Dios.
Ahora giró para regresar a la cama y tomar el chaleco negro con estoperoles. No lo cerró, dejando al descubierto el pecho y su abdomen perfectamente trabajado, resultado de sus entrenamientos.
"Mi orgullo como Destructor está por debajo del suelo ahora"
En la caja en donde venía su atrevida vestimenta se encontraba el último accesorio para complementar su sexy atuendo. Una vara corta de no más de cincuenta centímetros, flexible, recubierta de piel pintada de negro, el mango era pequeño de madera obscura y en el otro extremo un trozo de cuero pintado de gris doblado por la mitad formando un ojal y sujeto a la vara.
Bills sacó el objeto de la caja y pasó un dedo por la longitud del mismo 'Es suave" Pensó 'Pero debe doler hasta los mil infiernos un azote de estos" Dió varios azotes al aire y a las cosas que tenía cerca. Sí, un golpe con esa cosa dolería bastante y muy posiblemente dejé una marca roja, muy dolorosa.
"No entiendo ¿Para qué ponen está cosa absurda?"
Suspiró nuevamente dándole un último vistazo al objeto alargado en sus manos y regresando la vista al espejo.
"¡Tks! Queriendo o no...No me veo tan mal"
Pasó las manos por su trasero, moviendo sus orejas para hacerlas coincidir con las poses que realizaba frente al espejo. Hacía notar los músculos en sus brazos al ejercer fuerza en ellos, infló el pecho para aparentar más musculatura. Su cola se movía de un lado a otro de forma sutil, serpenteando por detrás de él. Levantó los brazos y ejerció fuerza en el abdomen.
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Bienvenido
FanfictionOne-Shot Un recibimiento, que hará que uno se muera de vergüenza