Sinfonía de Destrucción

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Como dije, en este capítulo la trama se desarrollará... mucho. Y Seth no va a pasar un buen rato. Déjenme saber lo que piensan.

......

6 días después.

Roman estaba dormido en su cama en la torre. Él estaba enfermo y no tenía energía. Seth había llamado al médico y este había revisado a Roman sin encontrar una causa aparente de su enfermedad. Dean estaba parado en la puerta de la habitación mirando a Seth de manera acusadora.

—¡Dilo!— Gritó Seth.

—Cuando era un niño pequeño, había un anciano que siempre nos daba de comer,— Dean estaba muy enojado. —Me explicó que hay tres tipos de aves: las que nacen en cautiverio, ellas viven felices en una jaula. Incluso si los dejas ir no escaparían pues no sabrían qué hacer. Pueden vivir en una jaula y seguir siendo bellas y cantar incluso enjauladas.

Dean cerró la puerta detrás de él y se acercó a Seth y Roman. —Las segundas son las que nacen libres y son enjaulaas. Al principio pelean, pero finalmente se resignan a su cautiverio. Sin embargo nunca mas volven a cantar.

Dean acarició la cara de Roman. El esclavo estaba tan enojado que no podía contener las lágrimas. —Y las terceras son aquellas que nacen libres, luego son enjauladas y nunca se acostumbran a su cautiverio. Pierden el deseo de cantar, el deseo de comer. Su plumaje se vuelve opaco e inevitablemente mueren de tristeza.

—Ahora haces analogías,— Seth dijo con amargura. —No sé por qué estás aquí. Te he prohibido entrar a la torre.

—¿Cómo puede decir que no sabe por qué estoy aquí?— Dean miró a Seth como si fuera a atacarlo. Seth se congeló, temiendo lo peor. —El día que me obligó a cuidar a Roman, él se me acercó en busca de un amigo. Al día siguiente, se me acercó, coqueteando conmigo. Al tercer día me besó, y luego me hizo el amor y confesó que me amaba. Todas estas acciones iniciadas por él, libremente, por su voluntad... cuando tenía una. Todo fue natural, hasta el día en que usted se obsesionó con él, atrapándolo en una jaula de oro, manteniéndolo encadenado a su lado.

—No lo hice solo...— susurró Seth.

—¡No se atreva!— Dean estaba hiperventilando. —Sé que lo ayudé. Lo ayudé a meter a Roman en esta jaula de oro, pero lo hice para salvarle la vida. Yo quería que finalmente fuera libre. Lo hice por él. No dejaré que siga culpándome por esto... Roman prefería la muerte a ser un esclavo, por eso incluso bajo los efectos de esa poción, se está muriendo. Esta prisión lo está matando y... usted, quiere que muera a los pies de su cama. ¡Déjelo ir!

—¡No puedo!— Seth estaba llorando y ambos estaban desesperados. —Nunca entenderás mis motivos. ¡No puedo dejarlo ir! Ni siquiera puedo imaginar mi vida sin él. Nunca he tenido a nadie a mi lado y esta es la única forma en que he podido mantener a alguien en mi vida y sé que es horrible. ¡Sé que soy horrible por lo que estoy haciendo! ¡Pero no puedo evitarlo! ¡No puedo dejarlo ir! ¡Yo lo amo!

—¿Usted lo ama?— Dean tomó a Seth por los hombros. —Si lo amara, le daría la libertad. Si realmente lo amara, le importaría una mierda si lo tiene a su lado o no, porque todo lo que querría sería verlo feliz. Su padre, Randy e incluso su madre se merecen algo como esto... ¡Pero Roman no! Hasta el último día antes de su ejecución, él estaba preocupado por usted. Me envió a entregar una carta a sus parientes pidiéndoles ayuda. Y ahora su familia sabe lo que usted ha hecho y lo odian. Lo odiarán aún más cuando Roman muera, debe dejarlo ir.

—¡No puedo!— Seth estaba bañado en lágrimas.

—¡Roman me ama a mi y no a usted!— gritó Dean, sin importarle que alguien pudiera escucharlo. —¡Lo está matando con este maldito hechizo! ¡Y por nada, porque no ha podido conseguir que lo ame y nunca lo hará!

No Way Out [ambreigns]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora