No me gustaría empezar a contar una historia sin su comienzo o pasado.
Básicamente esto es así porque si cuento una parte quedaría un sólo culpable cuando realmente, y me gustaría pensar que así fue, los culpables fuimos los dos y porque sé que las cosas que se quedan a medias no te gustan. Tal vez fuera incompatibilidad o que no sabemos aguantar el temperamento tan fuerte que tenemos tanto uno como otro, o quién sabe, sea otro factor del cual yo no me haya percatado.
Primero, establezcamos nuestro comienzo.
Bien he de admitir que yo ya sabía de ti antes de que tú supieras de mí, y que todo lo que sabía de ti no era información favorable, así que yo más bien me andaba con cuidado con tu persona pero sin cerrarme a conocerte de verdad pues, como bien he dicho, era información y era desde un plano subjetivo.
Recuerdo perfectamente la tarde.
Llegué yo con Charles, persona de la que estaba locamente enamorada, al lugar donde tú siempre estabas con tu grupo, pues Charles acababa de entrar recientemente y por eso fue que nos conocimos, igual que conocí a J, con quien congenié bastante guay y que para ti no fue tan de tu agrado.
Tú empezaste con tu palabrería y tu juego que yo no quería aceptar, pues sólo tenía ojos para Charles. Creo que fue ahí cuando no empezamos a entender bien lo que pensaba cada uno y fruto de enfrentamientos leves, pues tú me decías que lo dejara pasar mientras yo insistía en que no era tan fácil.
Todo esto comenzó, como inciso, en agosto de no sé qué año, tampoco es tan importante a mi parecer.
Continuando con este comienzo tan estrepitoso, a pesar de los pesares tú seguías intentándolo pero yo tampoco era capaz de darte la claridad que querías porque no era capaz de tomar una decisión clara.
Entiéndeme, por una parte yo podía darte la razón en eso de acabar algo que no tenía cabida para dar paso a algo que sí, es decir, estar contigo. Pero por otra parte, era tan fatal lo que se decía de ti en cuanto a temas amorosos que no encontraba la confianza a la que buscaba agarrarme, posiblemente los mareos que te daba fueran por eso.
El tiempo siguió pasando, tú me decías de vernos pero yo decía que no porque no podía, y era la verdad, verdad que a ti te enfadaba y creaba más peleas entre nosotros.
No obstante, no todo es tan negativo para ti, pues había momentos en los que me decías cosas tan bonitas que me dejaban sin respuesta coherente y sustanciosa para ti, de eso soy yo culpable.
Decidí dar paso a una oportunidad contigo pero vete a saber tú por qué fue que nos peleamos, pero nos peleamos.
En ese momento yo hablaba mucho con J, pues era bastante interesante para conocer y me gustaba conversar con él, sin embargo, eso no podía decirlo muy alto pues siempre acaban inventando algo, por lo que lo reservé para otras personas.
Y mientras tanto tú y yo, mi querido cabezón, seguíamos entre peleados y entre bien hasta Halloween de ese año en el que atentaron contra tu moral y yo no pude evitar el darte mi apoyo pues eras mi amigo por encima de todo lo demás.
Esa noche nos hizo arreglarnos, ¿recuerdas? Pues otro nuevo intento fallido venía, porque tú y yo o estamos al 100 o estamos al 0, pero nunca un término intermedio.
El año terminó y el frío enero invadía nuestro presente en ese momento. J, que estaba fuera, volvía para siempre otra vez y a mí eso me tenía bien feliz pues había cogido mucha confianza con él y sabía que podía tenerlo conmigo. Tú me dijiste otra vez que querías verme y estar conmigo, yo volví a acceder pero peleas y más peleas vinieron, esta vez por J, pues rumores no correspondidos estaban por ahí.
Realmente a mí tanta pelea me cansaba y lo que se decía de ti me echaba muy para atrás. Sé que puede resultar egoísta decirlo, pero las relaciones me dan miedo.
Siguiendo con la turbulenta novela que tenemos por historia, cuando en febrero me peleé con Charles eso fue la destrucción para mí. Pero tú apareciste, y me pediste con más motivo intentarlo, y yo una vez más caí.
Esta vez fui yo la culpable, la que lo hizo mal y créeme, el hecho de que a ti te persiga a mí también me corroe por dentro.
Tú y yo estábamos en nuestro intento pero tú pasabas, ibas un poco a tu bola y yo decidí actuar como tú, pues al fin y al cabo, no quería pelea nueva.
Bien fue que una noche estaba hablando con J, como siempre, pero esa vez no fue lo habitual, sino que tanto él que era tu amigo como yo que hablaba contigo habíamos hecho algo que estaba mal para ti y que supuestamente acordamos no decir, pero él te lo contó.
Y ahí fue cuando todas nuestras peleas anteriores quedaron por debajo y parecían tonterías junto a la que venía a la mañana siguiente.