No hay rosa sin espinas

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— ¡Viktor! — saludó una de ellas muy animada y ruidosa, luego miró desconcertada al bello durmiente en mi espalda — ¿Qué haces con eso aquí? — dijo intentando contener las carcajadas — sabes que si Alina te ve por aquí no te irá nada bien, y peor si te ve con él, ya te mereces un buen regaño de su parte, y si continúas alimentando los rumores de su supuesta relación, te dejará muy pronto.

— ¿Alina? ¿Quién es Alina? — Pregunté totalmente desconcertado. ¿Quién es ella? ¿Y qué relación tiene con Viktor? ¿Cómo que lo dejará? ¿En qué le afecta a ella el hecho de que Viktor y yo seamos pareja? Viktor nunca mencionó a una "Alina".

—Uhm — se miraron entre todas confundidas— ¿Alina Sokolov?, tu último rollo romántico hace 5 meses, fueron juntos a la reciente fiesta ¿lo recuerdas?, sabemos que estaban las cosas tensas entre ustedes, pero fue muy malo de tu parte aprovechar que se fuera un momento al baño para huir con ese bailarín, ella está increíblemente molesta contigo por eso, ¡y fue justo para cuando iban a formalizar su relación!

Mi mundo se acaba de derrumbar, se acaba de hacer un agujero en mi pecho, la rabia comenzó a calar en mi corazón. ¿Acaso Viktor estaba en algo con alguien? ¿Fui su objeto de consuelo por tener las cosas tensas con una tal Alina?

Caí. Caí como un tonto.

— ¿Por qué esa cara de sorprendido de pronto?

— No es nada, tengo que irme, buenas noches. — me despedí antes de abrirme paso entre las chicas y apresurarme a volver a mi facultad.

Abrí la puerta de la habitación, solté a Viktor en la cama y me fui dando un portazo. No pienso dormir con ese mentiroso, prefiero morir congelado.

¡Fui un imbécil! ¡Lo sabía! ¡Era imposible que Viktor Nikiforov me quisiera! Me siento cómo un tonto, seguramente sólo se divertía conmigo, como un puto juguete, ¡fui su maldito espectáculo de medio tiempo! ¡Jugó conmigo! ¡No se lo perdonaré nunca!

Me siento engañado y utilizado. Le abrí mi único círculo de amistad, me abrí yo en ambos sentidos y así es como me paga. No pienso estar con él ni un segundo más, la ira consumió todo el uso de razón que podía tener.

¿Por qué? ¿Por qué esto me tenía que pasar a mí? ¿Cómo fui tan idiota para creer que Viktor sí me quería? Sentía cómo algo se rompía. Cómo un estruendoso crujido me dejaba sin aliento y me hacia sentir un tanque en el pecho, comprimiéndolo y ahogándolo.

Me apoyé en la pared al costado de la puerta. Intenté callar con todas mis fuerzas mis sollozos, pero era inútil, estaba llorando como un niño pequeño. Apreté los ojos con fuerza, intentando cortar las salidas de lágrimas, pero no funcionaba. Tapé mi boca para que Viktor no se despertara. Levanté la mirada buscando no ahogarme en mi mismo.

No quiero. No quiero volver a romperme por alguien.

Fui un idiota, pero no me quedaré así. No me dejaré romper nunca más por nadie en este maldito mundo. La gente miente cuando dice que todo es perfecto.

Con la cólera manejándome, bajé hasta la habitación de Yuko la cual se encontraba vacía. Cerré la puerta con llave y entré al baño.

Con toda la rabia calándome en el pecho, sostuve el par de tijeras que estaban el lavamanos, las miré un poco dudoso al principio, ¿realmente iba a cortar el hermoso cabello de Viktor? Levanté la vista al espejo y reaccioné, él me mintió, se lo merece. Tomé el primer mechón con inquina y me deshice de él con todo el desprecio y poco arrepentimiento del mundo.

—Te odio — regañé entre dientes varias veces con la vista nublada por las lágrimas, cortando todos lo mechones que estuvieran más abajo de mis hombros, no quedó nada parejo, pero no me importa, es su problema ahora.

Tiré las tijeras al piso y sentí un palazo en el estómago, dolor que por consecuente subió y dejó helado mi pecho. Acabo de cortar el pelo de Viktor. Apreté la quijada apartando la mirada, ya no hay vuelta atrás. No derramaría otra lágrima por ese idiota.

Recogí la gran cantidad de cabello del suelo y lo metí bruscamente en una bolsa. Escribí enrabiado una nota y la dejé junto a la cama en la cual Viktor despertaría.

Me acosté en la cama mordiendo la almohada con un agujero en el pecho. Hasta aquí Viktor Nikiforov.

No hay rosa sin espinas.

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Buenas tardes lectoras. El capítulo de hoy es intenso, así que no tengo mucho que decirles.

Que tengan una buena tarde, nos leemos mañana.

No olviden votar, comentar y compartir.

Minari~

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