Capitulo I
Todo inició aquel 2 de enero, el día era perfecto, la briza soplaba y al parecer todos habían salido de su resaca de año nuevo.
Me encontraba en el corredor trasero de nuestra casa con los pies en la alberca.
-Valentina-grito mi padre desde la cocina
-Señor
-Tenemos vecinos nuevos, ven vamos a saludar.
Como es costumbre, cuando alguien nuevo se muda al lado de tu
casa,tenemos que saludar.
Saque los pies del agua a toda prisa y me puse las sandalias,corri por el pasillo al lado de la casa,cuando llegue a la calle estaba mi padre con una gran sonrrisa.
-Ven pequeña- me dijo estirando los brasos.
Corri hacia él y lo abrase.
Mi padre era un hombre de 47 años , aunque no los aparentara, alto, fornido, de cabellos negros con algunas canas,y ojos marrones,cuando era joven era ese chico que todas querían, realmente mi hermano Dalton se parecía mucho a él.
-Y mamá?-pregunte sin soltarlo.
-En el hospital,Dalton esta con ella.
-Ok-respondí sonrriendo.
Al llegar, mi padre toco la puerta.
-Hola-dijo una mujer de cabellos rubios como el sol y ojos azules como el mar.
-Hola-dijo mi padre-somos sus vecinos vivimos al lado-añadió señalando la casa.
-Ooh, mucho gusto... mi nombre es Anabel.
-El gusto es mío soy Gustavo... y ella es Valentina.
-Hola muñeca-dijo tocandome la cabeza.
-Hola-dije ocultandome tras mi padre.
-Es un poco timida-dijo mi padre.
-Mi hijo es igual... cuantos años tiene... 7 talvez.- dijo sin dejar de verme.
-Los cumplira en un mes-respondió.
Anabel se limitó a sonrreir.
-Les presentaria a mi familia pero aún no llegan... asi que apenas lleguen ire a visitarlos.
-Deacuerdo los esperamos-dijo papá y le dio la mano a Anabel para despedirse.
Caminamos a casa,todo el trayecto jugue con sus dedos entre mis manos, al llegar me alzo y me abrazó.
-¿Que quieres para desayunar?- me preguntó.
-Egg Mac Muffin- respondí .
- ¿Como sigues delgada Valen?- me preguntó sonrriendo.
-Papá,¿como sigues embarazado?-
-Valentina , los hombres no quedamos embarazados.
-Las hamburguesas dicen otra cosa-respondí entre risas.
-Esto equivale a años de trabajo duro-me dijo tocando su barriga.
No era un hombre obeso, pero tenía su barriga, era realmente insignificante pero no podía desacerse de ella,ya que su trabajo implicaba utilizar casi todo su tiempo.
-Llamare a tu hermano para que pase por ello.
-Gracias.
Tomó el móvil y empezó a llamar.
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Mi destino, tu destino, nuestro destino.
Teen FictionAcaso todos nacemos con el destino escrito... acaso las personas que se cruzan en tu camino estaban destinadas a hacerlo...