Un perro en la sombra

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 Se acercaba desdichadamente, como perro que acaba de ser apaleado, con pasos tan dispersos que casi retrocedía en lugar de avanzar. Era un callejón muy oscuro, al fondo solo se podía definir una débil lucesita emanada desde un faro de la otra calle. 

Una voz de mujer rompió el silencio, ofreciendo los servicios que solo una dama podría ofrecer a aquel extraño peregrino. Una voz desquebrajada contesto el versillo, aceptando los tratos y abandonando el lugar con aquella florecilla.

La mujer, queriendo terminar con su objetivo, comenzó a dejar ver su esqueletica figura. 

El hombre, tal vez de unos 65 años con un semblante de quijote, detuvo a la mujer terminando por cubrir su fría piel con la rasgada chaqueta que acababa de retirarse.

La flor, tan acostumbrada a ser deshojada, resintió tal acción que un tanto agresiva replicó preguntando qué era lo que realmente aquel mendigo quería. Con los ojos estrellados y rojizos, él solo contestó:

- Sólo compañía, platiquemos acerca de la vida... como si realmente te importara la mía... -

En el lugar donde mi vida importaWhere stories live. Discover now