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Jazzy va mejorando cada día y mi relación con Justin también, no sé qué ha cambiado desde la noche del hospital, pero está más sonriente y cuando llego siempre tiene parpado el desayuno y se espera para desayunar conmigo. Hablamos de temas varios y me dejo llevar por las conversaciones sin temor a decir algo fuera de lugar. Más de una ocasión lo he hecho y Justin solo ha sonreído.
No sé nada de Ainara y Justin me ha dicho que él tampoco, mis padres me dicen que está bien, estoy acostumbrada a sus huidas desde que tuvo edad para irse sola, pero irse justo cuando la hermana de tu novio esta mala, no me parece acertado. Justin no habla mucho de ella y lo prefiero, no tengo ganas de hablar de mi hermana con él. En el fondo sé que ella no lo quiere, pero me pregunto, cuando lo pienso, si no será mi deseo oculto que ellos dos acaben, y no estoy viendo la realidad.
Ahora le estoy esperando para comer, me ha llamado para decirme que venía. Cuando llega me sonríe y me dice que va a cambiarse. No sé qué ha pasado para su cambio de actitud, pero me gusta a la vez que me da miedo, pues cada día estoy más enamorada de él.
—¿Que has hecho de comer?
—Pasta.
—Buenísima.
Me río y comemos, me cuenta que el proyecto está casi terminado; lo escucho hablar adsorbiendo su felicidad.
—Esta noche Jazzy se quedará en casa de Albert y Bianca.
—¿Crees que Bianca tardará mucho en decirnos que está en estado?
—No lo sé. Albert esta algo preocupado estos días, me temo que están esperando a que pasen tres meses para poder confirmar mejor la noticia.
—Sí, eso pensé yo. Pero todos lo sabemos por su forma de comportarse.
—Sí.
Sonrío y termino de comer.
—¿Saldrás esta noche?
—Sí, Ryan y Ángel quieren quedar a tomar algo. Hace tiempo que no salgo con ellos. ¿Y tú?
—He quedado con Matt.
Como siempre pasa cuando hablo de Matt, se instala un silencio entre nosotros. Me levanto y recojo mis cosas, con la mala suerte de que se resbala el vaso y cae con fuerza al fregadero, rompiéndose.
—Lo siento...
—¡No lo cojas!—Justin se levanta de un salto y pone las manos sobre las mías, impidiéndome que pueda cortarme con los cristales desparramados por el fregadero— Te puedes cortar...—Lo dice con un hilo de voz, y siento su pecho en mi espalda y sus manos acariciando las mías.
Esta semana hemos evitado tocarnos, rozarnos; como si ambos supiéramos que una vez lo hiciéramos algo podría pasar. Y ahora al sentir sus caricias, no puedo evitar echar mi cabeza hacia atrás para acercarme más él.
—No puedo...
Sus palabras son silenciadas pues me gira hacia él y me besa con pasión y con ternura. Me pierdo en sus besos, alzo mis manos a su cuello y me acerco más a él, impidiendo así que se marche. Su lengua juega con la mía y siento sus manos subir por mi espalda, me arqueo para darle mejor acceso y me pierdo en sus caricias. Sus besos cada vez se hacen más urgentes y cuando me pone sobre la mesa lo abrazo con mis piernas para prohibirle la huida. Estoy perdida, y cansada de negar lo que siento. Noto como una mano de Justin baja los tirantes de mi camiseta y, aun nerviosa, no le detengo, no me imagino estar así con alguien que no sea él. Cuando su mano se posa en mi pecho desnudo me tenso, pero es por la sensación que me producen sus manos cálidas sobre él, por la sorpresa ante las nuevas sensaciones. Justin se separa y lo miro contrariada, me coloca en su sitio la camisa y se aparta de mí, como si acabara de hacer algo horrible.
Sus ojos mieles me miran serios, ausentes, y casi puedo ver asco en ellos. Me bajo de la mesa creyendo que yo le he producido ese sentimiento y voy hacia el salón para irme de aquí antes de que la situación se vuelva más humillante.
—Te deseo __(tn) —Sus palabras me detienen— Pero no, esto no puede ser...eres demasiado joven para mí.
—¿Demasiado joven?—Me vuelvo y lo miro entre lágrimas. El asiente dolido— Si esa es tu mejor escusa, tienes más prejuicios de los que creía, al pensar de verdad que soy demasiado joven para no poder estar contigo. Hubiera entendido que me dijeras que estas con Ainara, que la quieres, pero no, me ves demasiado joven. Estoy harta de que todos me veías como una niña. Tendré ese aspecto, pero por dentro soy toda una mujer y parece ser que nadie se da cuenta, incluso tú. Adiós y ve buscando otra niñera, no puedo seguir aquí. Soy demasiado joven para cuidar de nadie.
Cojo mis cosas y me voy destrozada. Nunca pensé que él también me juzgaría como mi madre y mi hermana. Siempre he sido demasiado infantil para ellas, nunca han entendido que la madurez no la da él no ser feliz, el no sonreír, el no ser soñadora.
Nunca me han entendido y parece ser que Justin tampoco. ¡Por dios tengo casi veinte años y aun así me ve como una niña! Me voy, sabiendo que una gran parte de mí se queda atrás.