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Nunca entendí cómo funciona la juventud, aunque no sé si es porque tengo mentalidad de niño o de anciano. Hoy en la mañana, mi novia me dijo que ya no quería estar conmigo porque se había aburrido de mí. Al principio no me creía cómo alguien podía ser tan cruel; siempre me imaginé que si algún día nos separábamos, sería por causa de alguna pelea, pero no sucedió así. En las pocas horas que han transcurrido desde entonces, me pregunto si no es eso lo natural. De eso se trata la juventud, ¿no?, relaciones pasaderas. Cada vez me convenzo más de que un amor verdadero no se encuentra así de fácil, ni rápido. Recién tengo 20 años.

-¿Cuánto falta para que termine? - le pregunté a Mark, cansado de la voz monótona del profesor.

- Media hora - fueron las dos palabras más decepcionantes que oí de la boca de mi mejor amigo.

Aunque sabía que el discurso del profesor era clave para entender todo el nuevo tema, desistí y deje caer mi cabeza sobre la pequeña mesa. Mark me despertó cuando acabó la clase y volvimos juntos a mi casa.

Mark estaba sentado en mi cama, usando su teléfono, y yo estaba pensando, enfrente a una hoja de papel. Comencé a escribir.

"Hola,

mucho tiempo, ¿no?

Soy SiCheng y tengo 20 años. Los estudios en la facultad de medicina van bien con un poco de esfuerzo. Pronto me voy a poder recibir de veterinario, todos tienen fe en mí, e igual yo.

Esta mañana, mi novia me dijo que se habia aburrido de estar juntos, y no me enojé, como habría hecho hace unos años cuando todavía me llamaban "el defensor del pueblo."

Este año quiero escribir sobre el amor verdadero. Varias razones me han llevado a darme cuenta de que éste es casi inalcanzable a esta etapa de mi vida. Siento que para el amor, estoy en una edad puente. No soy parte de esos legendarios romances que van desde la secundaria hasta la vejez, pero aún soy demasiado jóven para que la gente me tome en serio.

En este momento no me siento solitario, tal vez porque el amor nunca estuvo en nuestra relación en el primer lugar. Aún así, creo que con este acontecimiento, se abrió un vacío que necesita amor verdadero, y estoy ansioso porque no tengo cómo llenarlo.

Espero pronto poder solucionar este problema, aunque por ahora no me siento para nada optimista, creo que voy a tener que aprender a vivir con ello, quién sabe, tal vez por el resto de mi vida"

Doblé el papel en tres, lo metí adentro de un sobre y escribí en él: "Para abrir en el 2019, sobre el amor verdadero". Me levanté y lo guardé en el último cajón de mi gran cómoda.

Cuando Mark escuchó el crujido de ese cajón, se levantó de inmediato. Él sabía que en ese cajón sólo guardaba las cosas más importantes para mí, y no dejaba que nadie, ni él, viera lo que había dentro.

Caminé hasta la cama y me tiré boca abajo a llorar. Mark no me preguntó nada y me abrazó. Yo era muy sentimental por dentro, pero nunca se lo demostraba a los demás. No me incomodaba ni me hacía sentir débil, sólo lo guardaba porque no creía que hubiera llegado una situación que ameritara llorar; y esta vez tampoco lo pensaba, pero el llanto salió naturalmente.

Las siguientes semanas de mi vida fueron insípidas. Sabía que algo en mí faltaba y sabía exactamente qué era. Nada emocionante pasaba en mi vida, me dedicaba a estudiar. Mark y yo comíamos juntos todos los días en un café al lado de la facultad, porque teníamos clases de mañana y de tarde y no nos daba tiempo de ir a nuestras casas a almorzar. Casi todos los que visitaban ese café eran estudiantes de la misma facultad, todos con el mismo problema que nosotros.

Mark siempre fue mucho más sociable que yo, tenía varios amigos y un más que amigo, pero le gustaba que yo me soltara y me sintiera en confianza, y eso ocurría con muy poca gente. A pesar de ello, cuando él confiaba mucho en una persona, me la presentaba; así conocí a mi ex novia 11 meses atrás.

- SiCheng, ¿está bien si Yuta se sienta a comer con nosotros? - levanté la mirada y el chico me miraba con una sonrisa gigantesca.

- Sí, obvio - le respondí con un tono dulce; me haría bien tener más buenos amigos.

Comimos y charlamos, y al día siguiente pasó igual; fuimos aprendiendo de Yuta y él de nosotros. Ahora no solo volvía a casa con Mark, sino que también con Yuta.

Mark y Yuta hablaban mientras caminábamos al café.

- ¿Y tú SiCheng? ¿Por qué estudias para ser veterinario? ¿Tienes mascotas a las que cuidar? - me preguntó Yuta, metiéndome en su conversación.

- En realidad, nunca tuve mascotas, pero desde pequeño lo que más me apasiona es los animales. Decidí convertirme en veterinario porque más que estudiar sobre ellos, me gustaría ayudarlos a ser más felices.

- Que tierno - me dijo Yuta, mientras giraba su cabeza hacia mí para que pudiera ver su sonrisa.

- Sí que eres un ángel, chinito - añadió Mark entre risitas.

Esa tarde, como de costumbre, volvimos los tres a mi apartamento. Les pedía a Mark y Yuta que se quedaran conmigo un rato así no estaba solo todo el día, porque mi madre se había mudado hacía tiempo a otra parte del país y vivía solo.

Ellos se quedaron por unas tres horas conmigo charlando y mirando los deportes. Mark fue el primero en irse porque tenía que estudiar; era al que más le costaba y tenía que dedicarle más horas que nosotros. Yuta se quedó una hora más y se aprontó para ir.

Justo cuando le abrí la puerta de entrada, vi enfrente a un gatito bebé. Parecía enfermo, y titilaba porque que se estaba congelando afuera de noche.

-Yuta, ¿qué hago con el gatito? No sé donde ponerlo. - le mostré al gato que acababa de recojer - ¡No dejes que se muera! - el pobre gatito parecía estar por morirse y no sabía qué hacer con él, ya que no había tenido mascotas nunca.

- Entrémoslo - Yuta me condujo por los hombros adentro de nuevo y cerró la puerta detrás suyo.

- ¿Tenés alguna mantita? Se está congelando.

- Sí - troté a mi cuarto para conseguirle una manta al gatito.

- ¿Y alguna caja o algo parecido para que duerma dentro?

Pensé por un minuto. Cajas no tenía, pero lo que sí tenía...

- Vení - agarré a Yuta del brazo para llevarlo a mi cuarto. Abrí el último cajón de mi cómoda, era el único que no estaba lleno de ropa. Saqué las pocas cosas que habían adentro y puse al gatito con la manta en su lugar.

- SiCheng... ese es el cajón del que me habló Mark... ¿por qué lo abriste? - era cierto, nunca había abierto ese cajón con alguien cerca y capaz de mirar lo aue había dentro. Fue una acción involuntaria, pero no me hizo sentir incómodo para nada. Era como si mi inconsciente supiera que Yuta era una persona en la que podía confiar, y que iba a ser importante en mi vida.

Y de pronto me acerqué a Yuta y lo besé dulcemente. Valió la pena intentar si eso iba a cambiar algo en mí, porque al fin pude sentir ese agujero dentro de mí saciar su sed de amor verdadero.

[OS] dentro de un cajón [YuWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora