"Nuevo año, nueva vida". Nunca se había sentido tan literal esta frase en mi mente.
Dicen que lo más difícil de volverte un "adulto" es separarte de las cosas que te generan ese sentimiento de infantilidad. Nunca aceptaré esto. Tal vez nunca logre separarme de ti.
Duele como si te despojaran de la parte más esencial de tu alma, te dejan un vacío que ni el mismísimo amor de tu vida podría rellenar.No quiero despedirme nunca de ti.
Me cuesta aceptar que tendré que hacer mi vida alejada de ti y que tal vez te llegues a olvidar de mi, que llegaré a mi nuevo hogar y ya no estarás para recibirme apenas abra la puerta listo para saltar sobre mi y llenarme de tus pelitos, ponerme esa sonrisa deforme y sincera que sólo tú podrías darme.
Me cuesta aceptar que ya no dormirás junto a mi todas las noches. Lo estoy intentando.
Aprovecho las vacaciones para quedarme fuera de casa soñando con que te acostumbres a dormir junto a mamá y que tal vez sea más fácil para ti que para mí. Después de todo sólo eres un perrito.¿Cómo puede ser tan doloroso desapegarse de ti?
Sería tan maravilloso llevarte junto a mi y seguir entregándote todo lo que necesitas, por que sé que nadie más podrá amarte ni darte todo lo que yo te doy.
Ojalá todo fuera más fácil y simplemente me dejaran.
Queda un mes, tal vez menos. El tiempo no deja de correr a esa velocidad que incrementa mi ansiedad.
El terror me consume, me veo en un futuro triste y desarmada, con una pieza faltante, temerosa cada día más de que no luché lo suficiente por ti cuando debía y de que pase lo que te pase será mi culpa, mi culpa por dejarte tan lejos.Esta noche no dormiste conmigo. Tal vez el hacerte dormir con mamá está funcionando. Ojalá no se sintiera tan doloroso en este momento.
Realmente te extrañaré mi vida.