┗━══ ✦ . • ⿻ stenbrough. ⨾ ⦃ the only hope for me was you. ⦄

✧࿔↯ ╱ ── only part.

— N-No.... —titubea el castaño ladeando la cabeza repetidas veces, negando de manera resaltante con esta, por lo que se gana una mirada suplicante por parte del desesperado chico rizado que tiene frente a sí, una mirada que se dejaba ver aguada, dando la impresión de que el llanto no tardaría en presentarse en Stanley. Oh, sí. Definitivamente fue así.

— ¿Por qué? —es lo único que ahora un muy devastado Stan, logra formular entre sollozos que se iban intensificando al pasar los cortos segundos, haciendo que Bill se viera obligado en apretar fuertemente los ojos para de esta forma evitar encontrarse con el rostro sumamente rojo del susodicho, para evitar observar el cómo las espesas lágrimas bajaban por su mejilla en un vaivén acelerado, tan acelerado como juraría que seguro estaba el corazón de a quien una vez llamó su chico.

— S-Sabes bien el p-porqué, Stan... —intentaba adherir un tono grueso y firme a su temblorosa voz, todo lo que definitavemete Stanley no necesitaba, oh, mierda, claro que no. Él necesitaba escuchar esa voz suave de siempre, esa voz calmante que amaba sentir cosquillear en su oído, esa vocecita incapaz de no trabarse pero que tanta ternura le provocaba.

— Pero, Bill... —ahora era el rizado quién se esforzaba por escucharse más serio, abriendo la boca lo suficiente como para alcanzar a tomar un buen y reconfortante fragmento del fresco aire que paseaba por aquellas horas. A Bill le pareció tan extraño, nunca lo había llamado por su nombre, no desde que empezaron su "relación" al menos. Stanley siempre tomaba la costumbre de ponerle sobrenombres lindos al castaño, tan lindos que eran capaces de causar un fuerte impacto en las pequeñas mejillas del chico, haciendo que estas por lo usual adquirieran ese tono rojo tan intenso que Uris adoraba contemplar. Pero o si no, por lo general, sólo se refería a él como "Billy" haciendo que el tartamudo comenzara a amar ese apodo, apodo que ahora seguro había logrado aniquilar, como estaba aniquilando con unas simples palabras todo lo que habían logrado construir en el plazo de largos meses.

— P-Pero n-nada, debes entender, m-maldición. —a Stan le había parecido escuchar agresividad en Bill pero en realidad no era así, el castaño sólo lo estaba fingiendo, todo para verdaderamente ocultar el dolor que también le producían soltar aquellas palabras, esas que veía obligado a decir. Cuando en realidad... mierda, lo único que anhelaba hacer era permanecer eternamente junto a aquel chico que sabía que amaba, quería que tuviesen un tiempo infinito. Uno en el cual jamás debiesen preocuparse por lo que los rodeaba, quería disfrutar de esos ondulados cabellos enredarse en sus dedos minuto a minuto. Quería un universo paralelo en donde pudiesen ser felices, porque en este era imposible.

— ¿Qué se supone que debo entender? —el judío tan sólo se limitó a lanzarle una mirada llena de indignación, curvando labios a modo de hacer una mueca que combinaba muy bien con esta, pero es que; en verdad se sentía tan indignado, se sentía... traicionado, no, traicionado no. Idiota. Se sentía tan idiota, tan imbécil, tan estúpido y todos los peores adjetivos calificativos que pudiesen ser adjudicados a una persona en su situación.

— ¡M-Mis padres! Tus p-padres, S-Stan, p-por favor... —ahora el que tenía los orbes cargados de súplica era él, como dándole a entender de esta manera que dejara las cosas hasta ahí, que ya no lo presionara para continuar hablando, porque ambos sabían perfectamente de qué se trataba y Bill odiaba tener qué ser el que lo inició, pero los nervios que sentía con respecto a esto siempre estuvieron presentes, desde que los malditos sentimientos despertaron en su interior hasta que aquello pasó entre los dos.

— No puedo creer que me hagas esto. —soltó Stanley, casi arrastrando las palabras con su voz totalmente apagada y débil, el llanto todavía osaba seguir, con el nuevo acoplamiento de unos inmensos deseos de salir corriendo del lugar, de huir lejos, muy lejos de ese maldito pueblo que sólo le había causado daño. Sí, desde un primer momento lo único que había sentido fue dolor, sufrimiento y esa constante presión cuando habían sucedido tales fatídicos acontecimientos desde ya hacia tres años atrás.