El museo nacional de los vikingos estaba de lo más aburrido, sus ojos aburridos y apunto de cerrarse solo veían cascos con cuernos de bisontes, gruesos abrigos de piel de osos, espadas y escudos rotos y agrietados y un montón de cosas estúpidas que no quería seguir viendo.
Lo único que le había parecido interesante, eran los restos de una nave vikinga con el casco roto y sin mástiles, tenía una tela blanca rota y sucia que debió haber sido su vela principal y todavía tenía unos cuantos símbolos y estandartes vikingos a sus costados, estaba casi irreconocible, el guía del museo les dijo que había quedado en esa precaria situación ya que por allá en los IV y V el pueblo vikingo se había enfrentado a una gran serpiente marina que ellos consideraban la protectora de las puertas del inframundo, como es de esperarse, el pedazo de escombros que estaba presenciando era lo único que había quedado de esa batalla, el mismo no se explicaba porque aquel revuelto de tablas y palos de madera, robaban su atención, pero no pudo dejar de observarlos ni un solo momento, sentía que tenían algo escondido, algún misterio sin resolver y el tenia que averiguarlo, pero el tour avanzaba rápido y tuvo que pasar, casi a la fuerza, a la siguiente exposición que el museo ponía a su disposición.
esta estaba conformada por dos elementos, en el centro de la repisa que los sostenía se encontraba allí, majestuosa e inerte, una pintura donde se describía la batalla de los buques de guerra de vikingos contra el terrible leviatán, era un tanto sombría pero era tan explícita que casi podía ver el movimiento de las olas y los proyectiles barbaros en dirección a la serpiente, no podía apartar sus ojos de ella, pero mientras la contemplaba fijamente, de reojo vio algo que lo impacto, una estatuilla de tamaño mediano donde se encontraba esculpida en marfil la serpiente, su cabeza era alargada y se iba adelgazando a medida que se acercaba a su nariz, sus ojos parecían dos perlas de la negrura más oscura que el había visto, o mejor no visto jamás, y de sus costados salían dos aletas diminutas haciendo el papel de branquias, mas abajo su cuerpo seguía cubierto de escamas y encima de su columna vertebral salía una aleta dorsal continua como una vela larga por todo su cuerpo, como si quisiera que al acercarse sigilosamente por las aguas turbulentas del mar, advirtieran su presencia.
No podía ver el final de su cuerpo pues ahí terminaba la escultura, de igual modo se sintió maravillado por haber visto a, tan dignas de los mejores elogios, esas obras de arte, que a su parecer eran las únicas dos cosas que valían la pena admirar en el establecimiento.
De repente el guía del museo bloqueo su visibilidad y le dijo con voz gruesa y como si quisiera tomarlo por el cuello que avanzara hacia la siguiente exposición pues no tenían tiempo para esperar a un muchachuelo distraído.
El guía era alto, muy delgado, de cabellos rizados como resorte y que le caían en los hombros y rubio como el oro, su cara era delgada y alargada, sus orejas eran extremadamente grandes para su pequeña cabeza y sobresalían de los lados como un elefante, a Peter le recordaba mucho a un trapero y tenía que esforzarse para retener una risita cando su cabello se movía bruscamente.
El resto del tiempo que estuvo en el aburrido museo estuvo pensando en lo grandioso que sería contemplar a la serpiente marina, incluso batallar con aquel feroz animal, siempre había admirado a la naturaleza pero el mar, el mar, el hallaba en el mar lo que no veía en tierra ni en aire, estaba tan entusiasmado con el reptil marino que hasta le puso nombre.
Strahovit que se traducía del croata temible era el nombre que Peter le había asignado a la serpiente, pues pensaba que era una cualidad que describía perfectamente, además le gustaba como sonaba la palabra, había estado pensando y divagando se dijo que solo se le ponen nombres a los animales domesticados, pero a la vez quería inmortalizar a la leyenda viviente que se había encargado de mandar a la historia a sus antepasados barbaros, así que decidió que Strahovit iba a ser el reptil marino.
