La Pintura.

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¿Estas listo para leer algo extraño?

Lamento mi mente rara y sin comprender...

[LA PINTURA]

En una ciudadanía sin comprender, y en un departamento sin felicidad se encontraba un hombre con una edad cercana a los treinta años. Era un dibujante experto y pintor que plasmaba su tristeza por medio de obras que solo él podía explicar al público, siendo muy simbólico cada detalle y color que se le eran agregados.

No era muy visto en público, de hecho, era reconocido por no dejarse ver hasta el día de sus exposiciones en algún centro mural de arte. Sus expresiones no iban mas allá de su seriedad y algo de frialdad en las palabras. Se rumoreaba que su sonrisa fue robada por una mujer que debió pasar en algún trayecto de su vida, pero cuando él mismo lograba enterarse de supuestas calumnias, una risa inundaba su departamento en colores apagados, chocando con las paredes, no dejando ni un rincón sin silencio.

---La mujer no es un ser roba-felicidad...--- se dijo a sí mismo mientras acariciaba sospechosamente su cabello negro con toques azules hasta provocarle sueño.

Su nombre artístico 》Soraru《 dejaba en las personas cierto vacío, o aveces anhelo.

El mismo hombre se divertía con las palabras de la gente cuando estos mismo calificaban su vida como ~Color de Rosa~, pues un hombre con un talento asombroso y que posee dinero, puede tenerlo todo. Pero no siempre fue así.

Era cierto que llegó a esta Tierra por medio de una familia adinerada, que nunca supo lo que era el sentimiento de necesitar algo sin esforzarse como otros, y eso, en cierto modo le fastidiaba. Así que cuando tuvo la oportunidad de vivir solo, de construir su vida, no lo dudó ni un segundo.

Nunca llegó a necesitar de una mansión, de comer en finos restaurantes, de llevar una vida Color de Rosa, como muchos especulan.

Era un hombre sencillo, con ideas que a simple vista se veían sencillas, pero dentro de ellas se plasmaba un sentimiento asombroso que te dejaba asombrado.

Sólo llegó a necesitar un departamento de mala muerte para convertirlo en un verdadero hogar, la soledad no era bienvenida, aunque el mismo pintor llegara a sentirla de en vez en cuando.

La primera semana de primavera llegó con una idea sacada de un sueño divino.

En su sueño logró divisar a un joven albino, de enormes ojos color carmesí, piel blanca y mejillas algo rosadas como toque final en su perfecto rostro.

Miraba a través de su ventana abierta el cielo azul de ese día, y a su alrededor se acumulaban hermosas flores como las Amarilis, Anémona, Fresia y Gardenias. Todas con el significado de belleza, inocencia y felicidad.

Cuando despertó, no dudó en tomar una hoja blanca, su lápiz ya pequeño por su frenética utilidad y una goma de borrador ya casi gastada, comenzando a hacer un divino bocetaje de su sueño sin un significado concreto.

Cuando terminó, su dibujo pasó a un cuadro grande, comenzando a dibujar en éste con total emoción, gastando al final su goma en el último momento. Y cuando acabó, colocó el cuadro en medio de la habitación, dandose por bien servido con el resultado.

Era una hermosa obra de arte. Si tan solo ese joven albino existiera, no perdería ni un segundo y lo buscaría con desesperación por toda la ciudad.

El día entero pasó entre una decisión sobre colores y el modo de pintura, cayendo la noche y dejando a un pintor exhausto y con deseos de volver a soñar con el joven albino de la ventana abierta.

La Pintura [SORAMAFU] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora