Oscura Seducción.

Oscura Seducción. Capitulo 8.

Capitulo 8:

Llevo dos años sin ver a Cristina.

Han pasado largos, agonizantes e infernales dos años sin ella compartiendo mi vida. 

Cuando desperté por la mañana del primero de enero hace dos años, tenia una tremenda resaca. Cristina no estaba junto a mi en la cama. Pensé que había vuelto a la casa de mis padres por su cuenta, pero cuando la llame al celular la operadora decía que ese número estaba fuera de servicio. Me dio mala espina así que llame al teléfono fijo de casa de mis padres para preguntar por Cristina. Y lo que escuche de boca de mi madre fue como un puñal en mi corazón.

Cristina se había despedido de ellos esa mañana, dejando todas sus cosas. Se llevo consigo lo mismo que traía en ese bolso viejo y roído con el que llego el primer día a trabajar para esa casa.

Mi chica se fue sin darme una mayor explicación y una despedida. A lo sumo le dio las gracias a mis padres por la oportunidad de trabajo, diciendo que comenzaría una nueva vida. Nos deseaba a toda la familia Baglaryan buena salud. 

No me dejo ninguna nota o una carta. No me dejo ninguna dirección. No me dejo ningún teléfono donde pudiera contactarla.

Busque información de su paradero en su instituto, y con el par de chicas que tenia de amistades. Ninguna supo darme señas del paradero de Cristina. Solo me comentaron lo que escucharon de Cristina antes de desaparecer.

Cristina quería buscar un nuevo rumbo. Quería encontrar un nuevo trabajo. Deseaba superarse como persona, deseaba ser independiente. Ella quería depender solo de si misma. No quería sentirse atada por un lazo afectivo.

Fui a buscarla hasta en el Sur, fue entonces que conocí a su madre. Me entere por fin de la historia de vida de mi amor perdido.

Cristina vivió un infierno con esa mujer, con su madre irresponsable. Supe de ello por boca de esa misma mujer. Mujer que no mereció ser madre, pero aún así trajo al mundo al ser que mas amo. Solo por eso no le retorcí el cuello.

Comprendí finalmente el por que mi chica era como era.

Su madre no sabia nada del paradero de Cristina tampoco. No sabia absolutamente nada de su hija desde que la echo de su casa.

Cristina desapareció de mi vida como si jamás hubiera existido. Me volví loco de angustia. Me derrumbe por completo. Llore lágrimas amargas día tras día, noche tras noche.

Estuve días sin poder dormir. No comía, y bebía alcohol hasta perder el sentido. Quería dejarme morir. Sin ella en mi vida todo había perdido sentido.

Nada me ayudaba para superar la depresión. Me mantuvo vivo solamente la esperanza de que Cristina volviera.

Sin saber que fue de ella me hubiera conformado con saberla viva, a salvo, por ello espere algún mensaje de su parte, pero nada.

Me hubiera conformado con saber que estaba bien.

Espere a pesar de todo, como un condenado a muerte una palabra suya a través de un teléfono.

Al marcharse me dejo vacío. Me costo levantarme. Me llene de rabia, y de odio. Yo la ame con toda el alma y a cambio se llevo mis ilusiones, y todos mis sueños. Todo lo que esperaba del mañana, del futuro tenia que ver con ella.

Ese odio que sentía por ella no era mas que amor frustrado. Jamás podría odiarla. La extrañaba, solo eso.

La añoraba con todo mi ser. Sin ella me costaba respirar.

Si ella quiso vengarse del género masculino usándome como chivo expiatorio lo logro.

Mi gran orgullo que siempre fue mi motor, lo hubiese de verdad mandado al diablo. Le hubiese rogado volver a mi, aunque no me amara.