Día 249
Querido amigo.
Hoy me he recibido. No te diré cuál es mi título, aunque, a decir verdad, no recuerdo si ya te lo he comentado. Lo que sí sé, es que te he dicho que quiero ser artista y que mi camino está plagado de incertidumbres. Por un momento, pensé que, quizás, al lograr finalizar esta carrera el titulo avalaría quien soy; de una forma u otra, me diría quién debo ser, para qué tengo talento. Sin embargo, ha sido un engaño y despertar de ello me resultó amargo.
Te diré, querido amigo, que he sentido impotencia y tristeza en partes iguales. Los profesores, mostraron una buena disposición durante el proceso por el que tuve que pasar para realizar mi trabajo, los avances, sus sugerencias, el seguimiento que ellos me hicieron, fue un total fiasco. Cuando presenté el final, no solo no mostraron el interés suficiente, sino, que tampoco pude oponerme a sus devoluciones. Yo sabía que mi trabajo no estaba bien, a pesar de que ellos me lo aprobaban, pero quería recibirme, alegrar a mi madre, haber cumplido. Ser la persona que todos esperan que sea, una vez más.
Un amigo escribió algo muy bonito acerca del arte, en donde dejaba en claro el significado del sufrimiento que cada obra artística requería. Y yo la sufrí, amigo. Lloré por mi arte, me levanté cada día y seguí adelante, me esforcé lo más que pude, sin embargo, creo que podía más, no lo sé sinceramente, no estoy seguro de ello. Mi trabajo significó tanto sacrificio para mí y fue despreciado de una forma horrible por quienes debían ayudarme y yo no pude defenderlo, porque de haber hablado, hubiese tenido que hacer todo de nuevo, porque era insalvable y yo lo sabía. Mi esfuerzo, no había servido para nada, porque yo no soy un artista o por lo menos, no estoy hecho para este tipo de arte en específico.
Y aquí vuelvo a la misma pregunta que me planteé alguna vez. ¿Para qué estoy hecho?
He tenido que sonreír, amigo. He tenido que fingir que estaba contento por mis logros. Y ahora siento las miradas expectantes sobre mí, las personas preguntándose que haré a continuación, como lograré que mi título me sirva de algo... y yo, no lo sé amigo, no sé qué haré.
No soy artista, a pesar de que el arte me duela, a pesar de que lo ame, a pesar de que quiera aferrarme al él con uñas y dientes. El arte se me niega una y otra vez. No tengo esa mirada del mundo que lo llena de poética y esplendor, simplemente, veo a mi al rededor y mis ojos no pueden ir más allá de lo que se me pone en frente. Y duele, amigo, desear con todas tus fuerzas algo que nunca tendrás, porque lo sé, siempre lo he sabido, que lo que tanto amo, que lo que tanto admiro, no está hecho para mi, más que para que lo mire detrás de una vitrina.
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"Querido amigo"
Ficción General"Querido amigo: Nunca nadie me ha amado" ¿Puede el alma desnudarse y volcarse en unas simples hojas de papel? Nuestro protagonista tratará de averiguarlo.