Una fina gota de sudor se deslizó por mi espalda, se sentía fría recorriendo mi cuerpo, hacía vibrar cada poro de mi piel poniendo mis vellos de punta.
Entonces reconocí un aullido a lo lejos, rasgó el silencio interrumpiendo mis pensamientos. En ese momento lo supe; la cacería había empezado.
Eché a correr, pese a que sabía que no había lugar a donde ir, pero mi instinto movía mis piernas a sincronía de mi respiración.El Gorlnack, una enorme bestia, provista de dos patas llenas de musculos e injertos cibernéticos, se erguía en toda su altura, dejando apreciar sus seis enormes zarpas naciendo de su tórax, coronadas por una enorme cabeza similar a la de un lobo, su boca era sólo colmillos, lo suficientemente afilados para cortarte con sólo rosarlos, carecía de nariz, pero lo compensaba sus cuatro ojos llameantes inyectados de sangre; estaba cada vez más cerca, cada zancada suya eran tres de mis pasos.
No era una opción saltar del puente, todo viajero interplanetario lo sabía, pero también entendí que no lograría llegar ni a las puertas de Rizania.
Salté, justo cuando una de las inmensas zarpas del Gorlnack silbaba cortando el aire, justo en el sitio en el cual yo yacía hace sólo un segundo.
Entré al Abismo.

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El Camino entre los Mundos
FantasyLa vida en los cuatro reinos apunta hacia el progreso y la paz. Eso se pensaba hasta que cayó el primer reino. Ahora él está avanzando.