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Una vida en la cual no tengas las fuerzas para controlarla, donde el fuerte devora al débil y este no puede hacer más por sí mismo. ¿Te imaginas una vida de esa manera? Esa es la vida en la cual nos obligan a vivir, esa es mi vida.

-¿Mi nombre? Ciertamente no es importante, de nada sirven las presentaciones cuando no podrás llegar muy lejos, no cuando eres débil. Sin embargo, mi nombre es Kate Black, hija del señor Jhon Black un hombre casado, trabajador, adinerado, y amable, más ¿de que sirve esforzarse tanto y caer en la codicia? ¿tú lo sabes? Volviendo al tema inicial mi vida no es como la gente suele pintarla. "Kate la hija del señor Jhon uno de los hombres más adinerados de Tokio, con todo a su alcance" "la consentida de su padre". No me hagan reír. Si mi vida fuese así de fácil no me esforzara en vivir.

Eso era lo que pensaba antes de escuchar los gritos de mi maestro y claramente senti un fuerte dolor sobre mi hombro, líquido carmín y olor metálico. Si no hubiese reaccionado ante la fina espada de mi oponente probablemente me encontrara en un estado grave, lo que para mi suerte no fue así.

-Ignorando el dolor incesante- había llegado a mi una clara decisión. "Yo seré débil y viviré" tal vez no sea fuerte, y mi cuerpo no tenga fuerzas, pero, lo que otros carecen presente en mi está, tengo más humanidad que cualquier otra persona. ¡Yo soy humana por lo cual merezco vivir!

-Impulse mi cuerpo hacía atrás-. Debía crear distancia entre mi oponente y yo, debía pensar con claridad, ingeniar mis movimientos y leer a mi oponente. Siempre lo he pensado y es que todos somos como diarios transparentes, podemos permitir que las personas vean atra ves de nosotros incluso inconscientemente cosa la cual evito a toda costa.

Observe a mi oponente por solo unos segundos, en cada segundo se encuentran miles de posibilidades, en ellas vivir o morir. -Empuñé la espada en mis manos- y en un movimiento rápido me acerque al oponente. Él por otra parte se acercaba con un ataque que iba dirigido a mi garganta. Lo esquive rápidamente haciéndome hacia un lado y con mi espada atravesé el cuerpo de mi compañero de "práctica" dejando a este en el suelo chillando de dolor con mi espada atravesando su cuerpo. Lentamente me aparté de él dejándome caer sobre el frío suelo manchado de líquido carmín proveniente de ambos.

Vinieron hacia nosotros cinco médicos del colegio y una vez ya situados algunos se llevaron a mi compañero a sala de emergencia. Quedándose conmigo los dos médicos restantes los cuales veían de mi hombro de este provenía un dolor infernal y más aún cuando desinfectaban la herida con alcohol, sudor frío bajaba sobre mi espina dorsal porque aunque no lo pareciera sentía un gran dolor en mi pecho, no me sentía bien causando daño a otra persona y más aún dejándola entre la vida y la muerte, mi compañero se encontraba grave pero, ¿que le podía hacer? "El mundo está mal" ese pensamiento presente en mi esta siempre.

-Puedes retirarte- oigo a uno de los médicos notificarme.

Espero les gustara.

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2018 ⏰

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