Quinta División: Amor

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"Si de algo estamos seguro es que todos vamos a morir, unos más temprano, otros más tarde, unos injustamente y otros en la paz de su pensamiento. ¿Qué debemos pensar de la muerte? Realmente no pensaríamos nada, ya que estaríamos muerto, pero, la capacidad de saber que todos moriremos nos da la instancia de saber vivir, de disfrutar cada momento, evitar el dolor, aprender de este, vivir de los placeres como también adaptarse a sus consecuencias.

Lamentablemente hay gente que no le gusta la idea de que en un determinado momento tendría que irse a dormir para siempre, unos dicen que nos reencarnamos en animales, otros que nuestra alma queda deambulando por el cosmos y, la teoría más popular llama a que seamos buenos porque al morir podemos ser castigados, pero, que algo se quiera hacer verdad no es lo mismo a que sea verdad.

Para ser feliz es importante superar el miedo a la muerte, Demócrito decía, en un antiguo libro de filosofía que cuando moríamos, los átomos que estaban amontonados en nuestro cuerpo (que nos formaba) se rerepartian por el aire volviendo a un ciclo alterno, podrías incluso ahora mismo tener polvo atómico de un Dinosaurio.

No hay que temerle a la muerte, porque cuando vivimos la muerte no está presente, en cambio cuando llega a nosotros, ya no existimos. "

¿Cuántas veces te he dicho que tus escritos me encantan?

Argos se encontraba con las piernas cruzadas sentado en la mecedora del escritorio, con el cuadernillo tejido a mano de Demeter lleno de sus escritos, reflexiones y pensamientos plasmados en tinta con letra cursiva. Estaba enamorado de su letra, de su emoción, del sentimiento plasmado en ese papel opaco y sin brillo, era impresionante la forma en que Demeter dejaba volar su imaginación en cada momento, dejando qué pensar al significado de la realidad.

Demeter soltó una pequeña risa ante el halago de su compañero, reposaba en su cama despeinado y con una camisa de dormir tras la agotadora cena de ceremonia después del funeral, las aglomeraciones lo ponían nervioso, el habla excesiva y la falta de silencio o tranquilidad lo inquietaban como un lagarto en medio de una ciudad, necesitaba estar tranquilo y no había mejor lugar que su propia habitación junto a Argos, ubicada en el segundo piso de la casona heredada a Ernesto.

La alcoba topaba justo con las inclinaciones del tejado, era una habitación pequeña pero muy acogedora, el suelo era de madera antigua al igual que las vigas del techo, dos pilares dividían la unión del triangular tejado y un candelabro yacía en medio de estos dos dando una luz opaca pero nada exagerada, las paredes eran de un color café claro, en ella colgaban varios cuadros de pinturas urbanas como paisajes rurales o escenas de animales que las decoraban y por supuesto, a la esquina de su habitación estaba el atril, con un cuadrado entelado listo para ser pintado, bajo el caballete, estaban sus acrílicos, sucios y medio terminados, los pinceles caían desordenados en la repisa, encima de su paleta y rastrillo, mientras que los trapos yacían desordenados en la alfombra en que estaba sostenido el atril. Era una completa habitación rustica.

Demeter soñaba despierto, cubierto con una pequeña manta color azul de lana, Argos se mecía sobre la silla leyendo los escritos del castaño, que de hecho, solo él podía leerlos, Argos tenía toda la confianza de Demeter, y sus escritos eran la joya más preciada, el tesoro para aventurarse al cosmos de su mente.

No dejes de escribir nunca Demeter.- Decía en medio de la lectura, rompiendo el silencio del cuarto, con un tono medio angustioso. —Cuando fallezcas será lo único que volverá a sentirte vivo a mi lado.

Demeter había empuñado su mano contra las sabanas que forraban la almohada cuando lo escuchó decir determinada pavada, sintió impotencia, no quería que Argos temiese a la muerte puesto que era algo que llegaría si o sí, estaba aún extrañado con la muerte repentina de su abuelo para que le retuvieran el concepto en la cabeza nuevamente.

No digas tonteras.— Respondió el castaño contra la almohada en que se encontraba apoyado.

Lo siento, pensé que te habías dormido.— Argos se levantó de la mecedora para caminar hasta la cama, donde se quitó los pantalones de tela quedando únicamente con la camisa—...Después de todo es lo que yo siento Demeter.

Es un miedo irracional.—

La muerte está en todos lados, no viene solamente cuando estas viejo, es eso a lo que temo, a la muerte injusta.—

Demeter levantó de su rostro y miró fijo los rasgados ojos de Argos, no faltó decirle nada para que entendiera que la muerte cuando llega dejamos de existir, pero es complicado cuando se es una pareja y uno desaparece, Demeter pudo llegar a entenderlo puesto que sintió ese retortijón si Argos desapareciera, fue la razón por la que se quedo en silencio y atinó a inclinarlo poco a poco del cuello y así permitir que este se acostara a descansar a su lado.

"...Razón o emoción. ."

La noche había caído en su máximo esplendor a la madrugada, Demeter había despertado en medio del sueño con un mal presentimiento, Argos estaba acurrucado a su lado, destapado. Demeter tocó de sus piernas desnudas notando que estas se encontraban frías, la sensación lo alarmó por un segundo, por lo que se acomodó a observarlo, respiraba de manera lenta y pausada, sumido en un pesado sueño.

Se agachó a tirar de la manta hacia sus cuerpos, cubriéndolos ambos cuando volvió a acostarse, cayó frente al rostro de su compañero cara a cara. Había tenido una pesadilla y su corazón se mantenía agitado, sentía los latidos retumbar por cada parte de su cuerpo por el susto repentino, no recordaba que era lo que soñó, concluía que solo despertó para cobijar a Argos y así volver a dormir.

Los dos crecieron juntos toda su infancia, él era su compañero de vida, habían hecho un pacto, un juramento de permanecer en compañia cuando el otro lo necesitara. Argos era un hombre cariñoso, campestre y había aprendido a leer gracias a Demeter.

Desde los ocho años, desde su infancia, desde que descubrió la magia del cosmos.

"—Te aprecio como a nadie, te amo como a ninguno..—"

El Banquete de los Dioses existencialistas  [Homoerotica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora