Prologo

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Desde que Leah tiene uso de razón sabe que su vida no ha sido más que educación, buenos modales y un enfoque muy serio hacía su futuro; bajo toda circunstancia sus padres quieren que ella obtenga lo que ellos no pudieron tener durante su difícil infancia y con justa razón ella no los juzga ni contradice, simplemente se dedica admirarlos.

Cualquier persona con tan solo diecinueve años hubiese puesto fin a muchas de las exigencias que sus padres imponen, tratando de seguir un espíritu aventurero o a un amor imposible, sin embargo este no es el caso de Leah. Ella está muy acostumbrada a evitar amores, aventuras y rechaza la vida que en su momento merecía como adolescente.

Aburrida, diría cualquiera..., hasta que intercambian palabras con ella.

El tesoro que todo padre desea, la pesadilla que a toda persona desespera.

Una Carta para Leah Princestone [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora