lιpѕ and нιpѕ- ĸooĸv

✨Oneshot✨

Recuerdo cómo nos conocimos, estaba bailando al ritmo de Mama Kin en la biblioteca de la escuela con mis baqueros rotos y una camiseta negra.

Dejé de bailar, porque habías apagado mi radio.

Me mirabas cómo burlándote.
- Claro que lo hacías, ¿quién empieza a bailar Aerosmith en una biblioteca de uso público?.-

-¿Porqué la apagaste?.

-Es una biblioteca, las personas vienen a leer y estudiar aquí, necesitan silencio.

-Con personas te refieres quizás, ¿sólo a tí?. - Pregunté con obviedad y burla, ese lugar estaba más vacío que mi examen de Física, nadie nunca iba, y las luces estaban siempre apagadas, hasta estaba lleno de polvo. Juraría que él era la única persona que ha entrado en estos últimos 7 meses, aparte de mí.

-Sí. -Dijiste serio, con un aura aterradora.

-Uh, hay otros lugares para ser asocial y leer.

-¿Quién está hablando de ser asocial?.¿El chico guapo que va a un lugar vacío y polvoriento en el lado oscuro del colegio, a bailar?.  -Y debía aceptar, que no me gustaban los lugares muy poblados o el bullicio, pero este chico parecía simpático, y me llamó guapo.

-Tú ganas, pero no apagaré mí música.-Dije con las manos en alto, riéndome de la situación.

                      
                       ♦♦♦

Mientras sonaba So Real, de Jeff Buckley en la reproductor, y tú estabas sentado en el final de los asientos, mientras leías Oscar Wilde y tomabas té de Manzanilla en tú taza azul marino.

Ése día, me había dado cuenta y había aceptado, que te quedarías no importa lo que hiciese, y ése hecho no me molestaba.

Yo me había limitado a bajar el volumen de la música estos últimos días, no cómo al inicio del semestre, hace unos seis meses, después del día que me pillaste bailando volviste cada día, mientras yo subía el volumen de la música hasta no poder escuchar ni mis propias palabras, con objetivo de espantarte. Aunque no funcionó. Nunca funcionó.

Estaba intentando ser más amable, porque nunca te habías quejado de mis bailes tontos o cuando cantaba a todo volumen, sólo te reías. Me preguntaba qué era tan gracioso.
-¿Acaso canto tan feo?
Tal vez sean mis torpes pasos de baile, canto hermoso según mí abuelita, ella nunca me mentiría.-

Recuerdo ése momento en el que me dí cuenta que amaba el sonido de risa, o cuándo tatareabas las canciones que se reproducían en mí radio, junto a mí.
Me dí cuenta que amaba tú voz, así que empecé a hablarte, sólo para deleitar mis oídos un poco más.

Te empecé a preguntar sobre tús clases de libros preferidos, tús gustos para la poesía, cuáles eran tús cantantes preferidos, y hasta tús colores favoritos.

Me dí cuenta que sabía más de tí que de mí mismo, no realizé, que tú también sabías mucho de mí.

Tus orbes avellanas y tú cabello oscuro eran hermosos, siempre me encantó el tono pálido de tú piel, a diferencia de la mía, que es de un color caneloso, mi cabello claro, casi rubio.  Mis ojos verdes claro.

Me gustaban tús dientes y tú sonrisa, siempre te molestaba por parecer un conejito tierno, y tener un cuerpo que diga lo contrario.

Y oh dios, que tú cuerpo parecía una escultura de algún dios griego, y más de una vez me encontraba sonrojado y complacido cuándo por culpa del aire acondicionado que se averió en el medio del verano  -Y bendito sea Dios, por haber descompuesto ése artefacto- te quitabas tús remeras para sólo quedar en unos jeans ajustados.

Unos días después me dí cuenta que lo hacías a propósito, pero no entendía porqué, hasta que me preguntaste si no tenía calor, ya que tenía mi camiseta negra felpuda de siempre, con un hoodie que no me quitaba aunque hicieran 100 centígrados y lloviera lava.

No me esperé que me acercaras con tús brazos, musculosos y fuertes, y empezaras a desvestirme.

♦♦♦

Me quitaste mí hoodie y mí remera, y yo lo único que hice fué abrazarte, pasó muy rápido y no me dí cuenta que mí torso estaba desnudo, así que lo hice cómo reflejo, para que no me vieras en ésa posición.

No debí hacerlo.

¿Cómo iba a saber yo que rozar mí piel con la tuya me daría tal sentimiento?. Y tú abdomen bien marcado y duro no me facilitaba nada.

Para el siguiente segundo, ya estaba acorralado entre la pared y tú cuerpo, con mis muñecas sostenidas firmemente arriba de mi cabeza y tús labios rojos mordiendo mí cuello, mientras yo sólo intentaba no soltar sonidos vergonsozos con mí boca.

Mordiste y marcaste desde mí cuello, hombros y clavículas, hasta mis pezones semi-erectos. Para después subir tú rostro hasta la estatura del mío, analizando mis facciones -yo ya me sabía de memoria las tuyas, pero observarte un poco más siempre es lo de menos. -

Acercamos de a poco nuestros rostros, hasta que nuestros labios rozaron, y luego mandaste a la mierda el sentimentalismo, porque empezaste a besarme de una manera tan salvaje y brusca en instantes. Soltaste mis manos y las guiaste a mí cintura, yo uní las mías detrás de tú cuello y te besé con la misma intensidad con la que tú lo hacías. Pediste permiso para meter tú lengua, y al segundo estabamos teniendo una guerra entre nuestros músculos calientes dentro de mí boca.

Me quedé sin aire, nos miramos un rato, y estallamos en risas.
Nos dimos cuenta de los sentimientos del otro, y lo mucho que habíamos ambos esperado ése momento.

Junté nuestras frentes, y abrazé tú cuello nuevamente, sólo para que llevaras tús manos grandes y cálidas a mis caderas.

Teníamos las sonrisas más grandes, respiraciones agitadas, y los sentimientos más sinceros hacia el otro, y lo sabíamos.
  

Después de eso, volviste a cagar el momento sentimental, con tú tono de picardía diciendo;

-¿No me habías dicho que te gustaría aprender sobre anatomía humana, Tae?.

♦♦♦

Se me acaba de ocurrir, y cómo nunca probé esta clase de contenido lo subí, aunque tenga un montón de historias esperando ahre💕
Comenten si les gustó o no, yo estoy poco convencida, pero mi amiga me dijo que lo suba alv✨