Preludio a «Tengo tus gafas».

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Autor: Yo.

Tipo de Fic: Drabble.

Nombre: Richard Tozier y Eddie Kaspbrak: Nos Llaman Raritos.

Capítulo cinco: Preludio a «Tengo tus gafas».

Eddie Kaspbrak yacía en su cama (0:00 h). Mirando al techo, sin poder dormir, contemplaba cada una de las extrañas manchas que había allí.

«Humedad», pensó. «Asquerosa humedad.»

Cerró sus ojos, tratando de conciliar el sueño, pero lo único que logró fue ver la imagen de Henry Bowers dentro de su cabeza.

—Basta ya —susurró al contemplar aquella película reflejada en sus párpados. No podía dejar de pensar en aquella navaja, posiblemente infectada, y en todas las bacterias que pudieron haber entrado a su cuerpo mientras la cuchilla atravesaba su delicada piel de papel (como le decía su madre).

Siguió mirando al techo, intentando distraerse, pero, para sus sorpresa, aquellas manchas negruzcas ya no estaban, siendo remplazadas por pequeños puntos blancos y brillantes.

—¡Oooh! —soltó con entusiasmo, pues no pudo evitar sorprenderse de verdad: aquéllas manchas blancas comenzaban a brillar con más intensidad conforme las contemplaba detalladamente.

Más y más fueron apareciendo, convirtiéndose en un gran monto de lentejuelas plateadas, y aquel techo amarillo pronto fue remplazado por un hermoso fondo de color azul oscuro, dándole la oportunidad al niño de ver un cielo nocturno repleto de estrellas, como una noche en campo abierto.

Eddie Kaspbrak, boquiabierto y con grandes ojos, no dejaba de estrujar su cobertor con sus manos y de mover sus piernas. Era realmente hermoso. Lo más hermoso que jamás hubiese visto, aunque pronto se distrajo, dándose cuenta de la intensidad de una sola estrella, y concentró toda su atención en ella. Se hacía cada vez más grande y más resplandeciente, encandilando su vista y forzándolo a entrecerrar sus ojos.

—¡Vaya! —exclamó, parpadeando continuamente, cuando, sin darle tiempo de pensar, aquella estrella se abrió aún más y escupió a un Richie Tozier desde las alturas, agitando piernas y manos y cayendo justo encima de él, moviendo toda su cama al impactar.

Eddie no sintió dolor, pues la caída de su amigo fue un aterrizaje muy suave, sumiéndose con él un metro y volviendo lentamente a su lugar como si todas aquellas cobijas y cama fueran un gran globo relleno de algodón, dándole la sensación de estar acostado sobre una esponjosa nube en vez de su dura cama.

—Hola —saludó Eddie Kaspbrak, nariz con nariz, y Richie Tozier le dio un beso en la boca; fue tan real, fue tan vívido, fue tan... familiar. Sí. Un beso reconocible.

Eddie Kaspbrak despertó, recordando aquel beso que su amigo le dio antes de que ambos cayeran del árbol.

«Fue un bonito sueño», pensó Eddie. «¡Fue un gran sueño!», se dijo, memorizando cada detalle mientras se mantenía despierto para recordarlo nítido por siempre.

#GraciasPorLeer ATTE: SYNKRO DESOLATE HIATUS

NOS LLAMAN RARITOS (richard tozier x eddie kaspbrak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora