Capitulo Cuarenta y Seis

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Con una brillante sonrisa de triunfo y un erótico movimiento de sus manos, Ash se libró del cinturón y abrió la tela de la bata, dejándola caer a los costados de ___________. Y ella se mostró ante él completa y sorprendentemente desnuda. Luke no pudo más que mirarla boquiabierto al sentir el impacto de la desnuda belleza femenina en su cuerpo, endureciéndolo y tensándolo, antes de que Ash aferrara sus muslos y los separara suavemente, abriendo las piernas de _____________. Ella soltó otro suspiro entrecortado cuando Luke alcanzó a ver su sexo. «Jugoso, hinchado, maduro. Perfecto».

Ella era una auténtica diosa lasciva mientras Ash pasaba la yema del dedo por el interior de su pierna y se detenía para frotar la tersa piel donde se unían el muslo y el torso. Si Ash movía el dedo apenas unos centímetros más tocarían sus pliegues mojados y el suave vello rojizo y ya no habría nada más que lascivas intenciones entre ellos. «Oh, Dios...».

Ash llevó la otra mano a su vientre, y la subió lenta, muy lentamente hasta ahuecarle un pecho y azotar el tenso pezón de nuevo con el pulgar. Luke apretó los puños e intentó apartar la mirada de la escena que se desarrollaba ante él. Puede que si se diera la vuelta no viera esa imagen en su mente. Dios sabía que si seguía observándolos, se uniría a ellos. Y una vez que lo hiciera...

No, no podía pensar en poner a __________ sobre sus espaldas, seguro que ella estaría mojada, y...

-Mírala -lo invitó Ash, con voz ronca.

Luke tragó saliva. Dios, ¿qué podía hacer él salvo mirarla fijamente y desear poseerla? ¿Qué más podría mirar que no fuera la mujer que deseaba sobre todas las cosas? Quiso cerrar los ojos para desterrar ese tipo de pensamientos de su mente, pero no quería huir de la verdad si con ello se perdía un solo instante de ella, entregada y sensual. Tan condenadamente hermosa y valiente. No obstante, si __________ supiera la verdad, estaría aterrorizada. «Díselo», lo apremió su miedo. «Merece saber por qué no puedes estar con ella».

-¿Estás mirándome? -le dijo ella con voz juguetona y sensual.

¿Por qué seguían tentándolo, poniéndole un cebo a la fiera salvaje que habitaba en su interior? ¿Por qué tentaban al destino?

-Ya me conoces. - Luke se aclaró la garganta, pero sabía que seguiría sonando como si tuviera arena en la laringe.

«¿Por qué no puedes poseerla?», le preguntó una vocecita interior. «Lo que sucedió con Felicity no tiene por qué suceder de nuevo». Puede que no. Luke no lastimaría a __________ a propósito por nada del mundo. ¿Y si tenía cuidado? Ash estaría allí, sería responsable. Él mismo insistiría en que lo fuera...por si acaso. «Maravillosa racionalización».

-Siéntela -lo tentó Luke.

-Por favor -jadeó _________, separando los muslos un poco más.

Sus pliegues brillaban mojados, rosados y necesitados. Luke estaba más que dispuesto a darle lo que deseaba. Aun así, no podía saltar sobre ella. Antes tenía que decidir si la apartaba de él o si dejaba que entrara de lleno en su vida de forma permanente. Pensar en lastimarla, en meter la pata hasta el fondo, lo llenaba de temor. Se sentía como si estuviera sentado sobre una bomba de relojería a punto de estallar. Tenía que tomar una decisión ya. Apartarla de nuevo de su lado con palabras odiosas, herir sus tiernos sentimientos y destrozarla, no era una opción. Haber visto una vez el efecto de sus palabras en ella casi lo había matado.

Abrazarla con toda la lujuria que sentía en su interior, dar rienda suelta a todos los sentimientos que poseía era lo que Luke quería sobre todas las cosas. Sentía que esos impulsos inundaban su cuerpo como si fueran el combustible de un cohete a punto de despegar. Potentes. Imparables. Ni siquiera debería pensar en ella y en el deseo ardiente que provocaba en él. Si la tocaba no sólo perdería el control sino que éste estallaría en mil pedazos. El pecho de Luke subió y bajó con su respiración jadeante y excitada. Las palmas de las manos le hormiguearon por el deseo de aceptar la invitación de Ash a pesar de saber que una vez que la tocara, la poseería. Sería irrevocable.

Fantasía Prohibida - Luke Hemmings y Ashton IrwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora