Cap 2: El duque y su harem

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Lujuria, ahora eso solo sentía él. Lujuria.
El amor que sentía por esa ojiverde se esfumó completamente.
-Maestro. . .- Gumina Glassred, su ex-primer amor, le estaba hablando.
-¿Si, Gumi?- de hecho, tenía en mente devolverla al lugar donde vivía la chica, pero de seguro. . . Haría un berrinche, así que descartó esa idea de su mente.
-Ha estado pensativo durante mucho tiempo. . .¿Le pasó algo?- se dirigió Gumi hacia el duque.
Y sí, Sateriasis había tenido un sueño. . .No, no un sueño, sino un recuerdo.
Y en ese recuerdo, se veía a sí mismo de niño sentado en una roca en frente de una pequeña laguna.
Estaba besando a alguien.
No era una chica.
Era un chico.
Ese chico tenía ojos azules al igual que si cabello, su piel era suave, similar al de una chica.
Se hicieron la promesa de que cuando sean grandes, se casarían y tendrían hijos. Pero el egoísmo adulto no lo permitió y fueron separados.
-Solo un sueño . . . Raro- dijo Sateriasis, o como su madre antes le solía llamar. . . Gakupo.
-Pase lo que pase, yo estaré siempre para usted, duque- terminó por decir la ojiverde besándole la mejilla al duque y retirándose de la habitación.
A Gakupo no le importó el beso, ni siquiera lo sintió.
-Te comprendo, tener recuerdos de ti cuando eras niño besándote con alguien de tu mismo género, es sorprendente- dijo una pelirosa, apoyada en el marco de la puerta de la habitación del duque.
-¿Eh? ¿Tuviste un "recuerdo" así?- preguntó el duque.
-Gakupo, he oído todo y sacado conclusiones, sé por lo que pasas- Gakupo escucho la respuesta de su fiel amiga, Lukana Octo, o como se había acostumbrado a llamarla, Luka.
-Vaya, creo que eres yo pero versión femenina y con cabello rosa- respondió burlón Gakupo.
-Yo no soy tan lujuriosa. . . Eso creo- Al duque le agradaba tener conversaciones con la chica de aquella sastrería, que ahora vive en el castillo, porque era ella la única que le entendía -Bueno, me iré a dormir un poco, estoy cansada. . .-En si, el pelimorado entendió, Gumi le exigía a Luka hacer varias prendas para que las demás se vistan, inclusive un día la pelirosa no había dormido todo el día por las malditas órdenes de la ojiverde.
-Está bien, ve- le dijo el duque y la chica se fue dejándolo solo.
A Gakupo ya no se le hacía divertido su harem.
Quería algo nuevo.
Necesitaba algo nuevo.
Deseaba algo nuevo.
Y ojalá el destino le brinde ese algo nuevo.

Lujuria y AvariciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora