CAP 1.

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Con la piel erizada, tal y como cuando entra una brisa fría por la ventana,
Su piel sintió esa caricia de esa mano en su muslo. Él, de manos gruesas, dedos largos y piel satinada, acarició sus pies pasando por la parte posterior de sus rodillas hasta llegar justo a ese fragmento de piel, pedazo de carne, sitio de apetitos de su entrepierna y, allí despierta con ese fresquito que le ha erizado la piel, que de inmediato al hacer clic en su cabeza ansiosa, pero siempre ingeniosa se transforma en calor, en fuego, en agitación, en ganas.
Sin pensarlo ni temor ni límite alguno, continua con su excitante paseo por el recoveco de sus caderas, y llega a su ropa interior; la roza lentamente pero ejerciendo un poco de presión, y su miembro comienza a inflarse como un globo con helio tenso, pero palpable. Lo nota pero prosigue, se excita, se emociona y como chico con juguete nuevo goza de su nueva adicción, masturbarlo hasta que le suplique que se detenga porque no puede parar su fogosidad, por su parte, a él le da lo mismo; al final la idea es hacerle perder el juicio, zafarlo, enloquecer lo, quizá descifrarlo como a un delicioso acertijo, entre provocaciones, caricias, masturbaciones y palabras sucias al oído.

Su plan, definitivamente, está dando buenos resultados Guillermo está en el éxtasis, se siente asediado, acorralado y embestido; está embriagado de placer, pensamientos entrañables, deseos pervertidos ideas indecorosas y le sugiere que se detenga, tal y como se lo esperaba.

-Si no te detienes, creo que me vas a matar- dice él con una voz excitada.

Habráse visto semejante hombre, no sólo insinuándose. Sino desgastando las sensaciones de un hombre.

"Yo Te Pedí Que Me Amarás, Pero Lo Qué Tú Quieres Es Llevarme Al Paraíso. Y Si Así Lo Deseas, Te Permito Eso Te Permito Todo Y Más Si Lo Hay. Soy Tuyo Y De Eso No Hay Duda"

Era evidente que ninguna de esas palabras que salían de su boca iban dirigidas a que el se detuviera, en efecto. Todo lo contrario, había mucha malicia en ellas lo que realmente quería era convertirlo, en esclavo de sus caprichos carnales, y él, como cordero en cautiverio está más que dispuesto a complacer cada una de las peticiones que tenga, y, sin titubeó a satisfacer las propias.

Ya perdió los estribos, está fuerte, erguido y duro como un árbol de flor de naranjo; su corazón está bombeando sangre arduamente a la par de su miembro, están tan conectados, que se podría decir que son uno, enérgicos, apasionados tan vivos.

Él lo siente dilatarse, están en cuchara y él aprovecha muy consciente de que él se ha dado cuenta de su virilidad y misma ropa interior; lo manosea e intenta meter su mano pasar los límites, de su preciosa lincería. Finalmente introduce la palma entera, en su ropa intima y juguetea con ella, toca su miembro, su cabeza, sus líquidos; está empapado no puede contenerse se hurgan como locos, como bestias como si no hubiese un mañana, entonces clava sus dedos en él, lo abre muy bien a gusto y grande como si estuviese comprobando la madurez en una viscosa papaya, y evidencia que la fruta, no cualquiera, su fruta esta delicia está listo para degustarlo como un digno plato de los dioses.

Él respira incesantemente​, mientras él continua metiendo y sacando sus dedos de ese delicioso manjar, con la otra mano acaricia sus tetillas como si estuviese limpiando limones en primavera; luego presiona sus pezones y él agarra desesperado su parte latente con ímpetu, pero con la delicadeza que amerita, actúa como si no quisiera dejarlo escapar, sabe que todos los días no se puede comer completo e ir hambriento por la vida no es una opción.

Samuel sigue palpando la cabeza de el miembro de él, sus tetillas, roza la parte de atrás sin ningún pudor, sin respeto como si no lo importase nada. ¿no será suficiente tener el beneficio de hacer con él lo que se le venga en gana? Ahí está sumiso, a su antojo inclusive a sus pies porque se incorporó desesperado, quiere verlo, probarlo, sentirlo, saborearlo a pedacitos, ya le despertó todos los sentidos; él necesita catar la entrada y comienza como un gatito a pasear su pecho sobre sus pies, piernas mientras su cara está más cerca de esa fiera palpitante que se ha convertido en su virilidad.

Orgasmo A Las 3am {Wigetta}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora