Capítulo 33

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 MIÉRCOLES 

4 pm 

36 HORAS RESTANTES.

Rafa estaba desesperado, no sabía cómo reaccionar ante lo que le sucedía a su amigo. Llamó a gritos a Alan, quien ya estaba cerca de ellos.

- No toques el filo-. Pudo pronunciar Abraham antes de que hiciera una mueca de dolor- veneno.

- ¿Qué estas diciendo? No te vayas, quédate, quédate ¡Quédate!- gritó Alan pero fue demasiado tarde. Abraham ya había perdido el conocimiento.

- ¿Qué vamos a hacer?-preguntó angustiado Alan, estaba sentado junto a Abraham, de piernas cruzadas y arrancaba el pasto bajo él en un intento por distraerse- la mitad del grupo está inconsciente. Y dudo que entre dos y medio podamos cargarlos a todos.

- ¿Dos y medio?- repitió Ana arrugando la frente- ¡Querrás decir tres!

- No. Tú vales medio. Eres una niña...

- Podré ser una niña pero aporto cosas al grupo.

- ¿Como hacernos perder el tiempo cuando te escapaste?- bufó Alan cansado frotándose las sienes.

- No, ¡Como el hecho de haber gritado con todas mis fuerzas para que pudieras salir de las estúpidas mariposas!- la niña subió el tono de voz y a cada palabra iba incrementando el volumen de su conversación- ¡Como el hecho de haber preparado comida para ustedes! ¡Como el hecho de...!

- ¡Ya cállense los dos!-. Intervino Rafa molesto- Así no van a solucionar nada. Somos un equipo ¿Recuerdan? ¡Intenten no matarse por Dios!-. Soltó con un gruñido- bien, ahora que se calmaron nenitas, propongan un remedio para este problema que tenemos-. Dijo esta vez más calmado, pasándose una mano por la cara hasta llegar al cabello.

- Al menos sabemos que no hay que tocar el filo de las mariposas- la niña se encogió de hombros.

- Sí... me gustaría saber cómo despertarlos-. Rafa miró nostálgico a sus amigos inconscientes y se tumbo en el pasto junto a Alan- Solo espero que las bombas se retrasen.

¿Bombas? ¿No había algo importante respecto a ello? ¿Cómo se habían enterado de que venían las bombas? Y de pronto Alan cayó en cuenta de que era él quien llevaba el radio con el que habían estado escuchando conversaciones militares los últimos meses.

- ¡La transmisión!- gritó dándoles un susto a Ana y a Rafa- ¡Es hoy! Ayúdenme a encontrar el radio. Debe estar en una de las mochilas.

Y como ráfaga, Alan se levantó y corrió a donde habían reunido todas las provisiones, entre ellas la más importante y la que había olvidado en las últimas horas.

Fue Ana quien encontró el radio y se le dio inmediatamente a Alan, quien lo encendió y sintonizó el canal en el que se suponía transmitían los miércoles: el 7, sin embargo lo único que pudieron escuchar fue estática, ruido.

Los tres se sentaron uno junto a otro formando una línea, Alan estaba en el centro y sostenía el walkie-talkie con delicadeza, como si fuese un artefacto de cristal, frágil... Generalmente siempre que prendían el radio en la estación indicada sucedía eso, y tenían que esperar cierto tiempo para escuchar la transmisión, así que en ese momento Alan se hallaba tranquilo puesto que era algo normal el tener que esperar. Aunque ¿Qué pasaría si la transmisión había sido por la mañana en vez de en la tarde? ¿O qué tal si no hubo transmisión, sino que los militares hablaron directamente en persona? ¿Y si los aviadores ya habían llegado? ¿Qué pasaría entonces?

Si tú vas, yo tambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora