Un Viktor sin Yuuri no es Viktor

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Unos días después.

Han pasado varios días y Viktor todavía no muestra el avance que me prometieron si lo dejaba recuperarse solo. ¡Qué molesto es todo esto! ¡Al parecer todo el campus estaba enterado de lo que ocurrió! Todos veían el maldito y despiadado vídeo de mi compañero, ¿es que nadie se da cuenta de lo cruel que es todo esto? ¿cómo se pueden reír de alguien tan bueno como Viktor?

Compré todo lo que creí que podía animarlo, gomitas, helado, bebidas energéticas, chocolates, todos y cada uno de los dulces que hallé en la tienda. Esto tendría que animarlo, ya han pasado 6 días y únicamente se ha levantado para ir al baño para hacer sus necesidades, ni se ha bañado el puerco.

— Vityaaaa — canturreé abriendo la puerta — ¡Mira todo lo que te traje! — él asomó su cabeza entre las sábanas mirando la bolsa—traje todo lo que te gusta.

— ¿Tienes a Yuuri por ahí? — soltó fúnebre, no sé cómo lo hace, o porqué, pero todo lo que hago lo relaciona con ese maldito cerdo, si tan sólo pudiera bloquearlo de su mente.

— Vamos Vitya, anímate, podemos hacer lo que quieras. Toma, come algo, te hará sentir mucho mejor — le dije sacando uno de los chocolates de la bolsa entregándoselo gentilmente en sus frías manos. Él se sentó y miró melancólico el trozo de dulce por unos segundos.

— ¿Sabías que comer chocolate te hace sentir enamorado? — suspiró y sus ojos se volvieron a aguar — ¿Crees que si le doy a Yuuri me ame de nuevo? — Puta madre Viktor, ¿Por qué eres así?

— No, no, no — dije sentándome en la cama junto a él antes de que esas feas gotas se deslizaran por su devastado rostro  —No llores Vitya...

— Lo siento Yurio —lloriqueó — es qué nunca me había ocurrido algo similar —dijo moqueando. No tengo ni idea de que puedo hacer por él en estos momentos, siempre es Viktor quien me consuela y apoya, siento una enorme barrera entre nosotros. Me quedé en silencio, creo que lo dejaré desahogarse, él me suele complacer en todos mis caprichos cuando estoy así de triste, y en estos momentos su único capricho es quedarse llorando cómo una piedra en la cama.

Comenzó a llorar descontroladamente de nuevo, alcancé la caja de pañuelos sobre el escritorio y se la entregué con una cálida sonrisa.

— Desahógate mejor Vitya... —él me miró y asintió dándole rienda suelta a todo el sufrimiento que tenía en el pecho. Es devastador escucharlo llorar, nunca lo hace y eso lo hace aún más nefasto de oír.

Sin pensarlo, hice lo que él siempre hace cuando la situación era muy extrema (o cuando se le daba la gana), me quité los zapatos y me acurruqué junto a su afligido cuerpo, abracé su cabeza en mi pecho y se aferró al instante a mi torso.

Pobre Viktor, sea lo que sea estaré aquí para ti hermano, en todas.

Pobre Viktor, sea lo que sea estaré aquí para ti hermano, en todas

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Semanas después.

Día tras día, semana tras semana y Viktor sigue igual, no come, no sale, no se ha afeitado ni bañado desde que el maldito cerdo le quebró su bello corazón. Ver su desaliñado cuerpo me causa tristeza, su sucio y mal cortado cabello junto con sus tristes ojos me hacían sentir impotente en todos los sentidos, creí que si complacía su capricho de quedarse aplastado en la cama se recuperaría, pero sólo va de mal en peor. El fétido olor que desprende es repugnante, ya ni ganas de dormir con él para consolarlo me dan.

Cambio de CuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora