Capítulo 23

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Un sonido sordo hizo que Adara regresara a la realidad, dejándola totalmente espantada.

-Creo que... se rompio.
-dijo Laito, mirando a Shin, quien tenia la mirada sombría.

-N... Nii-san.-susurró Adara, poniendo ambas manos a los costados de su cabeza, mirando horrorizada la escena.

De un momento para otro, una fuerte ventisca se apodero de todo el lugar. Adara salió de su escondite, y corrió hacia Shin, empujando a Laito, quien sin darse cuenta, terminó muy lejos de todos, rompiendo arboles en el camino. La albina tomó a su hermano en brazos, y alzó su mirada, observando a Shin con un hilo de sangre caer por su boca y la respiración agitada.

-A-Adara.-murmuró con dificultad el Tsukinami, tomando la mejilla de su hermana en su mano.-No hagas lo que sea que estés pensando.
-murmuró casi inaudible. Las mejillas de Adara empezaron a llenarse de lágrimas, y sus ojos lentamente tomaban un tono carmesí.

-No me pidas algo que no cumpliré.-susurró la menor, acarisiando la mejilla de su hermano.-Porque juro que no quedara rastro de ellos.
-dijo ella, cerrando sus ojos. Shin miró con sorpresa a su hermana, quien abría sus ojos y dejaba a la vista unos orbes completamente negros.

Una fuerte ráfaga lanzó a los hermanos Sakamaki lejos de ahí, llevándose arboles con ellos. Los Sakamaki fueron a parar a metros de distancia de donde solían estar, cayendo de espalda contra el suelo.

Carla apareció de repente, justo a lado de Adara, él la tomó del hombro y se acunclilló a su lado, observando a su moribundo hermano menor.

-N... Nii-san.-murmuró Shin, mirando a su hermano mayor.

-Adara, no te dejes llevar por tus impulsos si lo haces pondrías en riesgo a Shin. Si haces algún desastre no podre sanar a Shin.-dijo Carla, mirando a los ojos de su hermana. La menor asintió y se levanto de ahí, observando como Carla desaparecía junto a Shin.

Adara observaba hacia todos lados, hasta que su mirada se posó en el azabache que caminaba todo adolorido y tociendo a su dirección. La albina lo fulminó con la mirada, tratando de controlar sus ganas de matarlo.

-Eres muy fuerte, Adara.
-susurró el azabache. En ese momento, un recuerdo borroso paso por su mente.

"-Reiji, perdoname... -susurró la pequeña, su hermano la miraba con dolor.

-Eres muy fuerte, Adara.
-susurró él mayor, soltando un quejido de dolor."

Una fuerte punzada en su cabeza hizo que esta cayera al suelo.
La albina levantó su mirada hacia el azabache, quien sonrió levemente y luego se desplomó en el suelo.

-R... Reiji... -balbuceó ella. Una oleada de recuerdos invadieron su mente; su padre, su madre, cuando llego a la mansión Sakamaki, cuando convivía con ellos, Yui, las peleas, sus celos. Todo regreso a la memoria de Adara, llenándola por completo, haciendo que otra punzada se haga presente.

"¿H-hermanos?, ¿Qué?" Pensó Adara, llevándose una mano a su cabeza. Ahora recordaba todo, y sentía la gran necesidad de ir a abofetear a Reiji por abandonarla.

Luego, los otros cinco venían con dificultad ayudando a Laito, quien estaba al parecer inconscienente.

Adara se sentía confundida, ya que todos los sentimientos que había sentido anteriormente estaban invadiéndola; dolor, celos, traición, nostalgia, cariño, amor... Todos esos sentimientos empezaron a florecer en ella llenando todo el vacío que solía tener al no recordar nada de cuando era pequeña, haciendo que una ventisca fuerte se desencadene en casi la mitad de Japón produciendo huracanes y tornados de altas velocidades, haciendo que la marca de su mano se haga cada vez mas borrosa.

Hermana menor: Experimento [D.L] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora