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Historia de un chico o chica, como te lo quieras imaginar...

Patinando por las calles de new york, con mis audífonos puestos y el volumen de la música al máximo para ahogar esa voz en mi cabeza que me grita: ¡Estúpido! ¿Cómo pudiste caer en ese error? Aun así, yo solo sé que sigo montado en mi patineta recorriendo cada rincón de las calles viendo a las personas pasar, como van alterados por llegar a sus trabajos mientras que yo solo voy por la vida escapando para encontrar mi salvación o que no me descubran. La canción suena, y al ritmo que marca yo solo me dejo llevar, ruedas que no paran ni en las curvas de las esquinas; malditos callejones de esta ciudad que son como espejos a esos recuerdos y visiones de aquel asesinato que cometió sin alguna intención.

Cuando el soñaba con aquella mirada cálida, y llena de vida, se sentía atrapado en sí mismo, enseguida esa hermosa alucinación se desvanecía al recordarlo muerto, un antiguo amor, donde daría lo que fuera por alcanzar lo imposible, y se que no estas pero aun así sigo detrás de ti, porque si no lo hago me atraparan y eso no lo voy a permitir sin antes luchar...

Se honesto, me dijo, antes de irse, sé honesto con todos y se honesto contigo, sube el volumen a la música y no pares hasta que me encuentres y si no lo haces ríndete, conmigo aquí en la historia que no será contada, ni por ti ni por mí, ni por aquello que alguna vez conocimos; solo dejando que el tiempo pase, y las voces de un ayer que tal vez contaran esa historia, no serás la correcta o tal vez si, solo a oídos ajenos se sabrá la verdad de una amistad que se transformó a amor que ahora se ven como recuerdos de un alma ya fallecida. Y, ¿Te digo lo más peculiar de esto? Quien falleció fui yo.

relato dedicado a un viejo amigo 

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