Capítulo 5

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-Ah ¡Yo qué sé! Pues yo en los recreos llamo a mi novia y estoy con Cristina, pero este recreo nos quedamos con vosotros, si no os importa- contesta el chico en ese momento

Pablo se quedó sin palabras. ¡Tenía novia! ¡Lo sabía! ¿Para qué coño me habla cariñoso el idiota este?

-A mí no me importa, quédate, así no estáis solo- intenta disimular Pablo
-Gracias- le dijo Alex a pesar de que lo noto...¿Raro?

Terminó el recreo y los cuatro se fueron a clase. Mientras miraba a la pizarra, copiaba lo que Josean escribía sobre Benito Pérez Galdós y sus obras, aquello de La Fontana de Oro de 1870 que dio comienzo al realismo, pero también pensaba en la conversación que tuvo con Alex. Dejó de hablarle a pesar de que le mandaba notas diciéndole que le quitara el aburrimiento.

Pasó el día largo para Pablo, pero muy raro y diferente para Alex. No quería hablar con su novia ni por WhatsApp ni le teléfono, pero si quería hablar con Pablo.

Llegó a casa, dejó la mochila y mientras estaba en el baño le escribió a Pablo: Hola Pablitoo 💕 ¿Está tarde dónde quedamos?
Este no se había conectado desde hace minutos, asique dejo el móvil encima de la cama y se fue a comer.

Abrió la puerta, dejó el teléfono y la cartera encima del escritorio, bajó y se fue a comer el arroz a la cubana que le había hecho Aitana, su madre. Su padre estaba trabajando por lo que no comía con ellos.
Pablo vio el mensaje en la barra de notificaciones antes de estudiar y hacer los deberes. No quería quedar con él y apagó el móvil sin contestarle. Se sentó en el escritorio con los cascos conectados al portátil y escuchaba Culpable de Pablo López mientras hacía la tarea.

Terminó de comer y cogió de nuevo el móvil. Se tumbó en la cama y se metió en el chat de Pablo. Insistió y me escribió: ¿Qué haces Pablito? ¿Clavando un clavito?
Y enseguida vio que no le llegaban los WhatsApps. Desde el recreo apenas habían mantenido una conversación ni como la de la noche anterior que se les fue el tiempo rapidísimo, ni ningún tipo de conversación siquiera. No paraba de pensar en él. En el primer día que lo conoció. En aquellas Vans negras que le gustaban de Pablo. En las miradas del instituto y...en la conversación del recreo. Desde ahí, todo cambió.

10:12 a.m.

Era de noche, el sol ya no estaba y se consumía poco a poco la noche llena de estrellas. Alex y Pablo no quedaron y el chico quedó con Cristina. No sabía que sentía, no sabía si quería a su novia o si no. No sabía si con Pablo sería su mejor amigo o...¿Algo más? Sinceramente Alex se comía la cabeza cada noche, a cada hora. Miraba cortos gays pero no podía más. Y explotó.

-Cristina, ¿Puedo hablar contigo?- le preguntó con un poco de miento esa noche el chico
-Claro- contestó amable la chica
-A ver cómo te digo esto...creo que soy gay- escribió sin rodeos
-¿¿Cómo??- respondió ella sorprendida por WhatsApp
-A ver...cuesta decir esto, pero necesito soltarlo. Sabes que estoy con Marta desde verano. Sabes que la he besado, sabes muchas cosas pero desde hace unos días no paro de pensar en lo mismo- contaba el chico mientras andaba de una punta de la habitación a otra mandándole un audio ya que sus padres estaban cenando fuera
-He estado pensando que quizás ya no deba estar con Marta sino...con...Pablo- dijo tragando saliva
-Me da igual si estás con Marta o con Pablo, sigues siendo el mismo chico de siempre y tienes mi apoyo- le dice feliz aquella chica de media estatura
-gracias pero...debo dejar a Marta ¿no?- escribe el chico a continuación
-Si te gusta Pablo, y sabes que eres gay, sí- le contestó ella a pesar de que sabía que sí lo era
-¡Es que no lo sé!- Dice él
-Sí, eres gay, sino no dudarías- le mando otro audio Cristina afirmandole todo lo que tenía que afirmar.

Aquel chico con flequillo se tumbó en la cama, se puso los cascos y tras un par de canciones se quedó dormido en su cama mientras escuchaba Mercy aquella canción francesa de Madame Monsieur.

Con tan solo 16 añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora