Nai

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Ya eran las tres de la tarde y el pelinegro no regresaba de donde quiera que fuera, el castaño de ojos cafés comenzaba a preocuparse por esa tardanza así que decidió salir de la cabaña en su busca, vería por los alrededores, pensaba que no debía haber ido demasiado lejos por lo que caminó por las calles más cercanas y vaya que lo encontró; no en el lugar que esperaba o más bien no esperaba encontrarlo en compañía de alguien, ya que lo divisó en la terraza de un pequeño restaurante y se  dió cuenta que... aquel guardia le hacía compañía, ambos se veían contentos y el azabache no dejaba de sonreír, aunado a esto, observó con algo de celos o molestia como su amado saboreaba un pastel de chocolate...
No quería precipitarse nuevamente, así que decidió quedarse al margen de la situación y por mucho que le doliera lo mejor para él en ese instante era retirarse y esperar... esperar alguna explicación de su azabache, si es que se la quería dar y confiar en que el amor que sentían el uno por el otro no estuviese llegando a su fin.
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El pastel de chocolate estaba casi intacto, su plática con el guardia resultaba ser placentera pero se había formado un momento de completo silencio entre ellos que no resultaba incómodo pero tampoco era lo más agradable, tratando de romper con aquel silencio el azabache decidió seguir hablando de cosas simples.

-disculpa p-pero....

-¿si?

-nunca... Mencionaste tu nombre así que... es raro estar hablando y ni siquiera sé... Cuál es su nombre...

-ahora que lo dices... Es cierto, es gracioso pero es verdad, mi nombre es Nai, y es un gusto para mi haberte conocido Shouta...

-¿q-qué?

-¿sucede algo malo?

-n-no... Pero es que... Yo... Yo...

-¿estás bien?

-¿eh? Si... Es sólo que... Yo... L-lo siento... Pero... Debo irme ahora...- sin esperar respuesta se levantó de la mesa dejando al sujeto sorprendido, camino aprisa ignorando a toda la gente que se hallaba a su paso, sólo una persona ocupaba su mente en aquel momento y ese era Yukina Kou, aún así no podía dejar de sorprenderse, ¿cómo era posible que su hijo quisiese usar el mismo nombre que el del guardia? ¿que le diría Yukina si se enteraba? Bueno, lo mejor era decírselo pronto y, encima de todo, sabía que lo había tratado mal últimamente y debía disculparse... Era complicado puesto que no tenía ninguna justificación pero aun así... no quería que su joven y amado príncipe se sintiera mal...

Llegó a la cabaña y buscó a Yukina por todos lados sin obtener resultados... definitivamente no se encontraba allí, se dirigió al cuarto para buscar la blusa que le había arrojado con anterioridad pero no la vió por ninguna parte, se acercó a la cocina en busca de alguna bebida cuando algo llamó su atención en el bote de basura... sí, en el bote; allí estaba la blusa, y encima de ella había una tarta de chocolate que también se apresuró a sacar, ya que en el bote no había nada más que esas dos cosas, le pareció extraño que hubiera una tarta allí, estaba completa e intacta en su molde y emitía un  delicioso aroma, se dirigió al comedor  dejando la tarta sobre la mesa llendose luego al cuarto de baño para tomar una ducha rápida, pues hacia bastante calor y quería esperar hasta el regreso de Yukina.

Al terminar su ducha se miró en el espejo y con la blusa gris en mano sopesó la idea de  probársela, la única razón por la que no la quería era porque pensaba que era demasiado grande pero, al colocársela perfectamente se dio cuenta que... Le quedaba muy bien, no estaba ajustada pero tampoco era taan grande;

???: mami, ¿de verdad te quedarás la blusa?
Shouta: ...Su padre tenía razón... Es bonita... Y, no me queda mal...
??: ...bueno... Es un poquitín bonita mamá
Shouta: entonces me la dejare... Y por cierto... ¿cómo es que se te ha ocurrido el nombre de Nai?
???: mami, ¡no lo viste! ¡Era el nombre del guardia, por eso me gustó! ¡Lo vi en el museo, Cuando él nos ayudó!
??: si el es Nai, yo quiero ser Mai
Shouta: pero... No sé si Yukina este de acuerdo...
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Cuando Yukina volvió encontró a Shouta sentado en la mesa del comedor sorprendiéndose de que éste llevara la blusa puesta y estuviera comiendo aquella tarta que, estaba seguro había echado a la basura.

Festejando el cumpleaños de Kisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora