Deseos Carnales...

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Muy pocas veces los dioses se paseaban por midgard como mortales, en especial cuando veían que los habitantes eran seres inútiles y despreciables, mas sin embargo no era el caso de hela, que deseaba apagar su aburrimiento y deseos carnales y era evidente que estaba completamente decidida a hacerlo en su forma mortal. escapando de su trono y tomando la forma de un gato, decidió echar un vistazo más de cerca -con quien me divertiré esta vez?...- hela, se paseaba por las calles vacías y callejones observando el terrible comportamiento de los midgardianos, mientras avanzaba una idea en su cabeza le hizo reír abiertamente -claro! porque no vista a un viejo compañero! que tal...el decoroso anciano del traje patriótico!- apostaba a que era de la clase típica de midgardiano con el que podía apagar su aburrimiento y almenos divertiste sin pensar en monstruos. Rápidamente y como el vuelo de un cuervo se adentró hasta la habitación del capitán -hola oportunidad...- ella sabía que debía ser astuta para lograr convencerlo pero tampoco podía ser la misma diosa despiadada. Convirtiéndose de nuevo en ella, una voluptuosa y hermosa mujer, con la diferencia que esta vez seria mortal, avanzo hasta verlo mientras este se sacaba la camisa. Al darse media vuelta se topó con una figura escultural sentada en uno de sus sillones con la pierna semi cruzada viéndolo con malicia y una sonrisa -¿sorprendido?- Rogers salto al principio pero le era imposible apartar su mirada de aquella bella mujer -hela?!- con algo de sorpresa como torpeza y rencor aun, soltó la camisa, ella, mientras tanto ya se encontraba muerta de risa en sus adentros -¿no te alegra que haya entrado? admite que es una agradable sorpresa- este se sentó en la cama escudriñando de pies a cabeza a esta que parecía ser la mujer más perfecta que había visto. rápidamente se acercó a el sacándose la blusa, soltándose el cabello y le empujó hacia atrás con fuerza -que quieres hela?- posiblemente intentaba ser firme pero cada vez que intentaba parecer correcto sentía que su miembro se endurecía y le costaba tragar por nerviosismo -vine a saciar mi cuerpo mortal y tú, tu serás mío...- rápidamente sacándose el brasier y dejando sus pechos al aire subió sobre el sentándose en su pene ya duro, aplicándole presión sobre la tela que se interponía -ba...basta!- empujándola de la cintura intentando sacársela de encima sin resultado, esto solamente logro que se le endureciera más, al notarlo ella le lamio los labios y le atrapo el inferior con los dientes -dios...- le vio algo irritada por el sobrenombre -no cariño, "diosa"- le mordió el labio, el suspiro y rápidamente bajando la mano hasta su pene ya erecto pero sin poder dar paso a que se levantase por la presión, la levanto con un solo brazo, se arrancó en pantalón y le arranco la ropa con la otra mano, mientras clavaba la mirada en sus hermosos ojos verdes, dejándola completamente desnuda por sobre él, de igual forma desnudo. Ella al ver la magnitud y grosor de ese trozo de carne se hecho hacia atrás sintiendo casi el dolor que sería tenerlo dentro, pero él no la dejo escapar sentándola de un solo haciéndola gemir y casi lloriquear, erizándole la piel al capitán al escucharla -ah!! necesitaba esto...- al parecer no era solamente un simple mortal con una simple fuerza -anda, cabalgaras sobre mi- Rogers la apretó contra su verga palpitante mientras ella lo veía, jadeando ya un poco sintiendo como le apretaba y succionaban las paredes de su vagina ya húmeda, le encajo los dedos flexionándolos en las caderas embistiéndola sin piedad haciendo que se adentrara en dirección a la cama y su propio cuerpo -ah! más!- tenía una sensación de ahogamiento que le hizo gruñir al mismo tiempo que el sonrió mientras la castigaba con estocadas cada vez más fuertes. era solamente la lujuria que guiaba los movimientos de ambos en ese momento, rápidamente tomándola del cuello la lanzo de espaldas a la cama -cógeme!...- ella le sonrió al ver al que podría ser un súper humano sobre su cuerpo, sentándose en los tobillos con el pene duro y brilloso junto con sus abdominales perfectamente marcados jadeando por tal excitación apuntándole directamente, mientras tanto el admiraba ese par de hermosos pechos que decoraban su torso y ombligo que por más hermoso que fuese no desviaba la atención de sus labios vaginales perfectos decorados con ese clítoris ya húmedo -quien diría que podría coger con la muerte...- soltó una risa y le paso el pene desde el ombligo bajándolo hasta tocar su clítoris que estimulo con la punta y vena palpitante. Ella, jadeando un poco y relamiéndose los labios por la resequedad de su garganta se aferró al cubrecama casi rasgándolo -ah, ¡tómalo todo!- con fuerza y de un solo golpe clavándole la embravecida verga hasta la base, le hizo gemir al mismo tiempo que le hizo agradecer por hacerla sentir tal dolor al tenerlo tan adentro, tanta fue la fuerza que la cama se movió unos centímetros chocando con la lámpara que cayó al suelo rompiéndose. Comenzó a moverse haciéndole que los pechos rebotasen de arriba hacia abajo, así como de adentro hacia afuera chocando uno con otro armoniosamente. Mientras ambos gemían y jadeaban las cosas caían por tal magnitud y fuerza -chúpamela...necesito correrme para ti- mientras él hablaba entrecortado continuando con la calidad de sus movimientos, se la saco despacio por completo -no obedezco ordenes de mortales...- hablaba con esfuerzo – ¿qué no?- le embistió metiéndosela toda de un solo golpe haciéndola gemir alto -¡auch! que no- de nuevo le embistió sacándosela toda y metiéndosela chocando sus testículos en su trasero -ahh!!- ¿incluso una diosa se ve obligada a obedecer no? levantándose a cuatro patas se incorporó para chupársela y relamerse los labios -ustedes los mortales son tan exigentes, y eso me excita- abrió la boca lamiéndola de base a punta, el, por otro lado se apoyaba en las rodillas para así verla bien y poder moverse -¡ah sí! harás que me corra rápido!- mientras ella lamia con una lengua parcialmente más larga que la de cualquiera, la movía como serpiente mientras lo veía encendiendo los ojos por tal placer y sabor, le encantaba sentir el sabor y aroma que de él emanaba -te gusta?- le sonrió metiendo los dedos entre sus cabellos para rodearle la cabeza y así cogerse su boca con fuerza mientras la veía como ella a él. Era evidente que estaba gruesa y dura, tanto que hacia forzarse la garganta al pasarla. Era una sensación indescriptible que hela no se arrepentía de percibir en su forma mortal. Mientras Rogers sentía como su verga crecía en la boca de su acompañante -ah! me co... ¡me corro!- con una sola embestida brutal se corrió con fuerza, emitió una exclamación que le hizo sacar a chorros mientras ella tragaba con esfuerzo mojándose también del puño con el que lo masturbaba y parte de la barbilla -hmmm!- hela sonrió, sentir ese calor le causaba temblar. le iba bien de vez en cuando ser solamente una preciosa mortal, el, levantándola y dándole vuelta para cogérsela de frente y poder tocar apenas sus labios, apuntando con su pene directamente -te encantara tenerme dentro- justo en el momento en el que se disponía a encajarle el trozo duro cual roca, golpearon la puerta casi abriéndola, rápidamente el capitán volteo levantándose de golpe, mientras el trataba de retomar aliento todavía, pero era evidente que no podrían continuar -Steve? estas bien?- era Carter, -escuche un ruido y...oh dios!- tan sorprendida como curiosa que justo al abrir la puerta sin cuidado alguno se encontró con la sorpresa del capitán completamente desnudo parado frente a la cama, con las mejillas enrojecidas y el pene tan duro que solamente con otra mamada podrían bajárselo -Carter! yo...no...¡No es lo que parece!- tomando la sabana cubriéndose casi parcialmente las caderas intento avanzar hacia ella sin lograr bajar la erección -descuida fue mi culpa yo...no sabía que estabas...bueno...tan...estabas tan...olvídalo- rápidamente cerro tras de sí la puerta fingiendo no haber visto nada, mientras tanto Rogers escudriño la habitación en busca de hela, quien había desaparecido sin dejar rastro más que el desastre, su saliva y fluidos en el pene del capitán. ¿Seguramente fue una ilusión? quedaría convencido de haber creído que era real. Mientras tanto hela saboreaba de sus labios y dedos, restos de semen, soltando una carcajada se convirtió de nuevo en la diosa de la muerte, estaba consciente de que nadie debía saber lo sucedido esa noche.

Quien diría que las diosas jugaban con los mortales para saciar sus deseos carnales de ese modo....

-HELA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora