Y un diamante cristalino,
rodaba por su mejilla.
Y un arañazo en el corazón,
y otro en el alma.
Nadie se preguntaba,
que pasaba.
Y tres tazas de café,
y una botella de whisky.
Y una amiga de mi madre,
me felicito por olvidarla.
Y mi padre seguía echandome,
de su hogar.
Y una sonrisa sarcástica,
y cinco mil suicidas.
Y mirando el mar,
a lo alto de la montaña,
me preguntaba cuanto
doleria la caída.
Y si así, te olvidaría.