Capítulo 1. Nueva Generación

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«La vida me enseñó
Que a pesar de los daños,
De los desastres,
Aún hay esperanza.»

La vida era simple en su casa, el era feliz con un tazón de leche y cereales cada mañana, con su cómic favorito y con una persona que le dé cariño cuando lo necesite. Así era el, un chico simple que no pedía demasiado.
Su nombre era Izichi, era del clan Uchiha, aunque el estaba algo distante a todas las creencias que existían acerca de su clan, no le interesaba descubrir la historia tan trágica de sus antepasados, no quería descubrir nada al respecto de su familia. Pues el dolor, los muertos, y la sangre, se debía dejar en el olvido.
Izichi era un chico de tez muy pálida, con un pelo revuelto y despeinado del color del azabache, negro como el carbón. Sus ojos eran asiáticos, con una pupila de color marrón madera. No era muy musculoso, de hecho, era algo flacucho y no tenía ninguna cualidad física destacable. Era lo que nadie se podía imaginar de un Uchiha.
Era septiembre, un día caluroso y seco del verano. Y ese día, comenzaría la nueva promoción de Ninjas chunnin, y con ello, la presentación del actual Hokage a los jóvenes ninjas.
Se preparó, se colocó su camiseta negra con líneas horizontales en sus mangas, junto a unas bermudas de color blancas, se calzó sus zapatillas negras y bajó a donde estaba su familia, allí estaba su hermano mayor, su Madre y su padre. Su hermano mayor desayunaba un café con huevos revueltos y jamón. El hermano de Izichi era un chico alto, de pelo corto y tez aún más pálida que la de Izichi, sus ojos eran achinados y de un color negro. Su pelo, muy bien cuidado y perfecto. Todo en el, era Perfecto.

—Veo que despertaste. ¿Cómo has dormido? Hoy es tu gran día. Intenta no cagarla. –Dijo el hermano de Izichi, dándole ánimos a su hermano pequeño.

—No seas malo, Daiki, deberías ser más bueno con el, tu pásate por lo mismo, y mira ahora, trabajando como preparador de unos chiquillos que entran este año. Deberías darle ánimos, no amargarle. –Comentó la madre de Izichi, la cual, se acercó al pequeño y le dió un leve beso en su mejilla.– Tu Puedes, Izichi, venga, comete la tostada y vete. El Hokage os espera.

Izichi, no habló, directamente sonrió a su madre y agarró su desayuno, comiéndoselo lo más rápido posible, se atragantó unas veces, aunque pudo sobrevivir para contarlo. Su hermano le miraba con aquellos ojos espléndidos.

—Asi que... Ya comienzas como chunnin... Me recuerdas cuando tenía tu edad. Aunque bueno, tampoco nos llevamos muchos años, yo tengo diecinueve, tu catorce. Bueno, es la hora, deberíamos ir yéndonos.

Izichi le miró extraño, ¿Su hermano le acompañaría? Daiki nada más ver su rostro supo que quería decir.

—Trabajo en la escuela ninja, debo ir también contigo. Que si no, me despiden. Venga vámonos.

Daiki se levantó, estirándose y dejando ver cómo su camiseta se levantaba levemente, entre la franja de ropa que se había levantado se podía admirar una parte de sus esculturales abdominales, Izichi le tenía envidia, el quería tener ese cuerpo.
Salieron de casa, caminaron entre las calles de Konohagakure, y entonces fue cuando oyeron como los cohetes de bienvenida sonaban a los lejos, ya había empezado la ceremonia. Izichi suspiró, otra vez llegaba tarde, pero entonces, Daiki, mirando la preocupación de en su hermano, le agarró subiéndolo a su espalda. Entonces saltó sobre un tejado, impulsándose con su piernas, y allí, empezó a correr a una velocidad magistral, digna de un ninja de su calaña.
Digno, de un ninja que con diecinueve años, iba a hacerse líder de un escuadrón de la banda ANBU.
No tardaron mas que unos minutos llegar a la zona donde se presentaban a los jóvenes ninjas de la aldea, allí, podía verse a una gran cantidad de chicos deseosos de ser alguien en sus vidas, cundo Daiki dejó a Izichi en la entrada, le miró sonriente. Para luego rascar su cabeza e irse sin decir nada. Tenía trabajo que hacer.
Izichi caminó entre la joven multitud del lugar, y entonces, oyó como la voz de alguien se alzaba sobre las otras. Era una voz anciana, de un hombre. Una voz de aguardiente digna de un vagabundo, aunque esa voz a su vez, tenía un tono cálido que me hacía sentir seguro.

—Ejem... Bueno, otro año más. ¡Bienvenidos jóvenes Ninjas! Esta es la despedida de la academia, y probablemente, el inicio de vuestras carreras como ninjas verdaderos, ¡Vuestro camino ninja! Y claro, no podéis ser ninjas sin antes conocer un poco de nosotros. Los ninjas. Ante vosotros, me tenéis a mi, ¡Soy el Hokage de la aldea! Mi nombre es Akihiro Akimichi, y no solo seré el Hokage de la aldea, si no vuestro profesor más cualificado y vuestro director. No sé dejéis engañar por las apariencias, tengo cincuenta y seis años, pero estoy joven como un chaval.

Aquel hombre era alto, muy musculoso, con algo de tripa, pero con unos brazos fuertes como piedras, su tez era morena y su pelo blanquecino, canoso y largo caía sobre sus hombros, tenía los ojos azules como el cielo, y tenía un lunar en la mejilla. Muchos de los ninjas veteranos, le llamaban "El Abuelo de la Hoja", pues fue uno de los Hokages más queridos por la aldea.
A su lado se encontraba alguien poco común. Era un joven de unos veintidós años de edad, tenía el pelo marrón largo, con las puntas de su pelo de un color rojizo, sus ojos eran de un color amarillo como el oro, y su tez morena hacía que estos ojos brillen aún más. El atuendo de ambos personajes eran muy distintos, El señor Hokage iba vestido con una ropa muy arreglada, con una camisa blanca, pulcra, un traje de chaqueta negro y unos mocasines de color marrón. En sus brazos se podían ver unos tatuajes, aunque estaban algo ocultos por las mangas de la camisa.
Por otro lado, estaba el joven chico, y al parecer, el guardaespaldas del Hokage, su ropa era más común, unos vaqueros ajustados y rajados por las rodillas, junto a una camiseta blanca muy ajustada que dejaba que sus abdominales se pegaran a la tela de la camiseta, llevaba a su vez unas botas militares de camuflaje negro y en su espalda una katana de un mango marrón y rojo.

—Bien, cómo podéis ver, hoy es un día especial para vosotros, hoy, será el inicio de vuestro camino ninja, pero ningún ninja No es nada sin su equipo. ¡Así que empezaremos a dictar los equipos! Serán equipos de tres, y en ese equipo, se le asignará un sensei que les acompañará en sus entrenamientos y misiones. Empecemos pues.

Empezaron a dictar los equipos, tardaron unos minutos en decir el equipo de Izichi, pero el estaba tranquilo, el debía estar tranquilo.

–Equipo número Nueve: Izichi Uchiha, Koria Hatsukami y Aki ¿Uzumaki?... Bueno, esto es una gran sorpresa. ¡Un Uzumaki entre nosotros! Bueno, eso ya será vuestro trabajo conoceros. Vuestro sensei será Daiki Uchiha, al parecer. Hermanos en un mismo equipo, vaya casualidad...

Izichi no pudo evitar sonreír tener a su hermano cómo sensei sería genial, podría hacer que le enseñase todas sus técnicas más poderosas, y junto a un Uzumaki en su equipos todo sería más fácil en las misiones. Todo...

Entonces, entre la multitud, estaban ellos, Dos chicas. Koria y Aki.
Koria era una chica baja, de un pelo de color negro con franjas azules en su cabello, sus ojos eran de color miel, y tenía un físico genial. Mientras tanto, Aki era algo más diferente, Era de igual tamaño, pero con un pelo castaño y una franja rojiza en su flequillo, sus ojos azules eran hermosos, y su cuerpo no era muy fuerte, era una chica menuda y flacucha, pero era muy guapa.
Entonces, Izichi, empezó a caminar hacia ellos, para después, ver como en el tejado de las salas que rodeaban aquel lugar, se encontraba un joven tapado por completo por una ropa negra, en su tripa, se pudo ver una nube de color roja.

Afthermath Of Konoha: Las secuelas de la Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora