Loto Rojo

1.3K 78 25
                                    

El resto de la noche fue un martirio silencioso, no hubo más visitas o incidentes, nada, no estaba segura de que aquello en verdad hubiese ocurrido, una maestro fuego y bestias que aparecían de la nada para luego desaparecer como el humo. Sus pensamientos iban y venían a toda prisa, no había podido conciliar el sueño, le inquietaba pensar que aquello no hubiese sido algo más que un invento de su imaginación, tal vez su mente se había derrotado y al fin comenzaba a perder la cabeza.

- Valla momento para volverte loca. - Se dijo a si misma con ironía, justo cuando se presentaba la oportunidad de salir de aquel asqueroso calabozo, justo cuando su futuro pintaba para mejor, justo entonces comenzaba a tener alucinaciones.

Pasar la noche en vela no era algo extraño para ella, principalmente porque al encontrarse encerrada no tenía idea de cuando era noche y cuando día, el punto era que no había podido pegar el ojo ni un momento, necesitaba hablar con Korra, debía aclarar lo ocurrido, no podía estar pasando, se negaba a creer que estuviese volviéndose loca pero las horas pasaban y no había señales de la joven Avatar por ninguna parte.

Sus ojos debieron haberse cerrado durante un par de minutos pero aquel tiempo había bastado para que una silueta apareciera sentada frente a su celda, un escalofrío le recorrió la espalda al reconocer aquella intensa mirada, la misma chica de la noche anterior, vestía diferente, ya no llevaba maquillaje ni marcas de combate en el cuerpo, su ropa era mucho más sencilla, una blusa de tirantes blanca y un pantalón de combate color vino, sus pies iban descalzos y sus manos ya no se encontraban vendadas.

Claro estaba que Kuvira no sería la primera en hablar, con insistencia observaba a aquella chica mientras esta permanecía sentada en un banquillo del otro lado de la celda.

- Buenos días. - Sonrió mostrando sus dientes aperlados. - Korra tuvo que partir a atender unos asuntos temprano por la mañana y me ha dejado a cargo de ti... así que si no es mucha molestia ¿Podrías pasarme tu plato y vaso para poder rellenarlos? - Habló con tranquilidad, Kuvira permaneció en su lugar sin mover ni un solo músculo mientras meditaba sobre la existencia de aquella chica.

- ¿Cuál dijiste que era tu nombre? - Se aventuró a preguntar.

- Puedes llamarme Carmín. - Respondió sin titubear.

- Ayer... te vi manipulando el fuego. - Comentó y la joven la miró sin parecer muy sorprendida o afectada por sus palabras.

- Así fue. - Confirmó y acto seguido elevó una cazuela que se encontraba llena de arroz y algunas verduras cocidas. - Ahora... acerca tu plato por favor, si vas a tomar el papel que necesitamos que hagas debes recuperar tus fuerzas. - Intentó apresurar a la confundida prisionera.

- Carmín... ¿Quién eres? - Al fin decidió enderezarse de su lecho para sentarse en la orilla de la cama.

- Seré la verdadera líder mientras Korra no esté, tu solo serás una pantalla. - Explicó aun esperando a que la otra siguiera sus instrucciones y le acercara el plato.

- Esa no es la respuesta que buscaba, me refiero a tu pasado ¿De dónde saliste? - Arrugó las cejas.

- ¿Acaso importa? - Respondió Asami sin cambiar la expresión serena que mostraba su rostro. - Acerca tu plato, no tengo toda la mañana, debo irme a entrenar. - Presionó y Kuvira afilo la mirada. Aquella chica debía ser cercana a la joven Avatar pues le confiarían a ella la posición de líder entre los rebeldes durante su ausencia.

Sin prisa alguna Kuvira caminó hasta la mesa y tomó el vaso y el plato para entregarlo a la desconocida que continuaba sentada frente a su celda. - ¿Perteneces al Loto Blanco? - Intentó esclarecer sus dudas.

- Puedo pertenecer al grupo que prefieras, no importa, el resultado es el mismo. - Dijo al tiempo que llenaba el plato con arroz y verduras. - Aquí tienes, volveré en un par de horas con los guardias para que te lleven al baño a que te duches, tendrás ropa limpia y saldremos a caminar un poco. - Concluyó poniéndose de pie. - Ah... y te pediré de favor que no comentes con nadie lo de mi poder sobre el fuego, nadie piensa que te encuentres cuerda después de ese largo encierro así que si mencionas lo de mis poderes perderás credibilidad y dejarás de servirnos para el propósito que te necesitamos. - Agregó y salió caminando de ahí, la mirada de Kuvira permaneció en la puerta y por un segundo le pareció ver a un pequeño animal de pelaje rojizo caminando detrás de aquella chica ¿Quién demonios era ella? Se preguntaba con molestia, nada de aquello se sentía real, necesitaba ver al Avatar, a una persona que si conociera, a alguien que le pudiese confirmar que la tal "Carmín" Era real.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora