Tan dulce como melocotón (judal x lectora)

PARTE 20 "La decisión definitiva"

ADVERTENCIA

Esta parte contiene escenas que podrán romperte el corazón o simplemente traumarte de por vida. Se recomienda discreción.

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Judal se presentaba callado, aun jalándote por los pasillos, aquella aura oscura aun era visible en el, por alguna extraña razón sentiste miedo, ¿Qué aria el loco Magi? Se podría decir que se dirigían a su habitación, pues los pasillos se hicieron claramente familiares. Al llegar el magi oscuro abrió la puerta y te empujo dentro de esta misma, al soltarte, tomaste tu muñeca con cuidado, pues te dolía por la fuerza que había puesto aquel muchacho, le dabas la espalda al chico en ese entonces.

Al voltear pudiste notar que Judal cerró la puerta con algo de fuerza, no tanta pues el azote no se presentó fuerte y por lo tanto no se escuchó a fondo, sin embargo al dirigir tu mirada al rostro de Judal te enteraste de que este aun seguía con aquellos orbes rojos con sus esclerótica (parte blanca del ojo) un gris bastante oscuro casi llegando al negro, estaba serio, bastante, no tenia en su mirada aquel toque burlón o por lo menos sádico que siempre tenía al pelear o quejarse, se acercó a ti lentamente y tu como acto involuntario distes pasos atrás, al grado de que tu espalda toco la pared, nunca lo habías visto asi, sobretodo contigo, deseabas que alguien mas entrara a la habitación, pero Hakuryuu se hallaba entrenando y no regresaría asta el amanecer, Sinbad y sus compañeros estaban ocupado arreglando los destrozos de Judal, además de que ellos pensarían que solo fue un simple berrinche y que tu pudieras controlarlo. No te sentias capaz esta vez de hacer tal cosa, tragaste saliva con tus ojos llenos de nervios lo observaste a sus ojos, hasta que el azabache se detuvo a un metro de ti.

El muchacho puso ambas manos a la altura de tu cabeza, acorralándote contra la pared, entonces cuando solo esperaste lo peor, la voz del magi corrompido rompió aquel insoportable silencio.

-No puedes.... No puedes casarte con el, ni se te ocurra hacerlo...-

Su voz sonaba fría cual muerto, te dio un escalofrió en tu espalda, pero al mismo tiempo te sorprendió, dudaste pero tu curiosidad iba mas allá de lo terrenal, asi que con voz quebrada hablaste al fin.

-¿A.... A que te refieres?-

-No seas idiota, no es el momento.... Entiende que tu solo eres mia... no eres de nadie mas....-

Te respondió algo desesperado casi igualando un grito, a lo que solo tomaste aire y con el valor que te quedaba seguiste la conversación.

-Tu no seas idiota... Ya no me pagan... asi que teóricamente ya no trabajo para ti... Además, si quiero casarme con Sinbad- san ¿Qué tiene de malo? ¿En que te afecta a ti? Puedes conseguir a otra sirvienta y ya, ¡cuando recuperemos el imperio Kou podrás buscar un juguete nuevo!-

Esas palabras te dolieron hasta el alma, pues en verdad no querías separarte del pelinegro, tampoco te querías mostrar como su juguete, eso te mataba el orgullo, pero querías ver su reacción, tu curiosidad y tu sentido suicida no tenían comparación, estabas provocando al Magi. Y asi fue, cuando Judal escucho esas palabras que cruzaron como flechas su oscuro corazón dio un fuerte golpe en la pared, rompiendo levemente esta, ya habías comprobado que cuando el Magi se enojaba podía aumentar su fuerza considerablemente. Aquel golpe te agarro por sorpresa, cerrando tus ojos y moviendo tu cabeza involuntariamente.

-¿Por qué sigues creyendo que eres mi juguete?... ¿Por qué sigues poniendo pretextos de mierda?... ¿Acaso amas al rey idiota?....-

El pelinegro bajo su mirada, que fue ocultada por su flequillo.

-¿Acaso no entiendes que no puedo remplazarte?.... si lo quisiera ya lo hubiera hecho...-