Cambio de Cuerpo

De mal, en peor

Hola Lectores, necesito que lean la nota de autor al terminar el capítulo! Gracias.

Narra Viktor.

La vida se ha vuelto un hoyo desde que Yuuri no está conmigo, cada vez que recuerdo su asustada e indefensa mirada me dan ganas de aventarme por un barranco. Soy una basura, ¿cómo pude forzarlo a besarme y lastimarlo así?, quebré a mi figura de porcelana. Lo único que aún me mantiene a flote, es mi compañero Yurio, él se ha preocupado cómo nadie, me ha complacido cada capricho sin objeción alguna, me ha consolado y escuchado llorar por largas noches. Por eso, me odio aún más por estar haciendo esto.

Bajé hasta la lavandería dejé las olorosas sábanas y partí camino al minimarket más cercano al campus, no sé cómo aliviar todo este dolor que carcome mi afligido corazón y deja un vacío en mi alma, sólo sé que no quiero sentir más.

Todos y cada uno de los estudiantes me miraban estupefactos, al parecer ese maldito vídeo se hizo viral, y el hecho de que al fin saliera de mi cueva era algo de lo que se tenía que hablar, todas las chicas murmuraban quien sabe qué cosas entre ellas, y los chicos se limitaban a contener las carcajadas por haber sido rechazado de una manera tan vergonzosa por un chico.

Mi homosexualidad es algo nuevo para mí también, solía tener nada más parejas femeninas, hasta que lo conocí, ese hermoso ángel fuera de la oficina del director en el pasillo. Me quedé totalmente desequilibrado al ver tanta genuina belleza y rareza al mismo tiempo, oh Yuuri, ¿cómo pude arruinarlo todo de esta manera?

Sentí mis ojos rellenarse de agua de nuevo, pero me limpié rápidamente, no lloraría de nuevo en público, no le daré esa satisfacción a nadie, en especial al imbécil que decidió que mi sufrimiento era algo de lo cual reírse y era necesario compartir.

Llegué hasta la pequeña tienda y me fui directo al pasillo de licor.

Si voy a sufrir, aunque sea sufriré sin acordarme del todo. Tomé un pack de 24 cervezas, un pisco, un ron y una cajetilla de cigarrillos. Fumar nunca ha sido mi más grande afán, lo dejé por los horribles ataques asmáticos que sufría al hacer patinaje, pero en estos segundos, me importa una mierda.

Pagué y salí de la tienda lo más rápido posible, si Yurio se enterara que fui a comprar alcohol y cigarros seguramente me asesinaría. Los primeros días fueron más simples de conseguir, un chico de la facultad de pedagogía me los vendía en secreto con delivery incluido, pero me dijo que no podía seguir haciéndolo, que ya se empezaba a notar el cambio en mí y que se estaba preocupando. Pura mierda.

Encendí un cigarro y me fui al campus, no es la mejor manera de sentir placer de algún modo, pero es un muy pequeño consuelo. El pequeño alivio que me causa ya es algo por lo que debo luchar.

¿En serio es tan evidente mi cambio? Todos de verdad me estaban mirando, lo suelen hacer, pero nunca tanto, es como si fuera mi primer día en la universidad, que tontería. Comencé a acelerar el paso para encontrarme con mi amigo antes de desmoronarme ahí mismo y pude escuchar un grupo de chicos que carcajeaban muy ruidosamente en mi dirección, quise asumir que yo no soy el objetivo de sus risas, pero me equivoqué.