En una modesta casa en medio del bosque se encontraba una chica de cabellos negros como la noche y ojos esmeraldas, empacando en una cesta algunos dulces, pastelillos y medicinas para su amigo Ciel, quien se encontraba muy enfermo. Tenía que hacer un viaje hasta su mansión a las afueras de Londres, sin embargo a falta de un carruaje debía aventurarse y atravesar todo el bosque para llegar a su destino.
Con ayuda de sus piernas mecánicas ella al fin salió de casa con su cesta y su capucha verde que justamente su amigo le había obsequiado en su cumpleaños.Con un aire despreocupado ella comenzó su trayecto, a pesar de que en esa semana el diario escrito había advertido a los londinences sobre la presencia de una peligrosa criatura que deambulaba por los bosques cazando y atacando a todo aquel que representara una amenaza para él. Mientras continuaba andando se detuvo para recolectar algunas flores silvestres para Ciel, sin embargo ella estaba siendo acechada a la distancia por un par de ojos dorados siniestros en medio de los arbustos. El astuto cazador comenzó a acercarse a su pequeña presa con sumo sigilo y maestría, el aroma de los pastelillos le parecía tentador sin embargo había un olor más dulce que no precisamente provenía de la cesta de la chica. Mientras ella continuaba cortando las flores, el contrario acortaba su distancia hasta estar lo suficientemente cerca de su presa.
La sensación de estar siendo observada la trajo de vuelta a la realidad y lo primero que hizo fue mirar hacía atrás rápidamente y lo único que logró divisar fue una especie de ente blanquisco que se ocultó rápidamente detrás de un gran árbol.
—¿Qué...fue eso?— ella seguía con la vista en aquel punto tratando de localizar a algún animal o algo. Sin embargo era inútil.
El lobo le observaba desde otro punto, esos ojos verdes suyos y ese aroma embriagante sin duda eran la combinación perfecta, una presa encantadora e inusual. Ese rostro curioso de la chica le resultaba divertido pero también muy hermoso.Más tranquila la pequeña decidió retomar su rumbo sin embargo a unos cuantos pasos nuevamente la distracción se apoderó de ella que hizo otra parada para recolectar algunas hierbas medicinales para prepararle té a su amigo convaleciente, dejando su cesta sobre un tronco. En cuestion de minutos termino de recolectar lo suficiente sin embargo, su cesta había desaparecido. Tratando de hacer memoria se dispuso a buscarla alredor hasta que accidentalmente chocó contra una enorme figura quien le hizo tropezar y caer sobre una de sus piernas mecánicas dañandola un poco.
—¡Auch! ¡Oh demonios! Eso dolió...— se quejó un poco y luego intentó disculparse bastante apenada. —¡Ay lo lamento! ¡No fue mi intención golpearle!— levanta su rostro sonrojado y mira a un hombre alto que estaba a punto de darle una gran mordida a uno de los pastelillos que llevaba en su cesta.
—Espera...¡Esa es mi cesta! ¡Devuélvemela!— molesta confronta al sujeto sin embargo llamo la atención de este antes de que mordiera el panecillo.
—¿Hm? Oh...que descortés— Ayudó a la chica a reincorporarse, pero era inútil, su dispositivo de había dañado.
—G-gracias...— responde sonrojada y lo vuelve a enfrentar. —Como sea...¿Por qué tomaste mi cesta e ibas a comerte los bocadillos?— le mira con un puchero mientras se sienta con cuidado.
—¿Tu cesta dices?— ríe ante su tierna expresión hechando un poco hacia atrás sus orejas.
—¡No es gracioso! ¡Dámela ahora!— trata de ir a él y luego nota como algo se mueve tras él, parecía ser una cola.
—¡Qué dulce! Pero estaba en mi territorio, por tanto me pertenece ahora, lo siento...— le observa y luego muerde el panecillo triunfal.
—¡No es cierto! ¡No es tuya!... ¿Qué eres? ¿Quien eres?— le cuestiona algo atónita mirando las orejas que sobresalían del cabello del contrario.
—¿Yo? ¿Más bien quién es usted y qué hace una señorita caminando sola por el bosque? Puede ser peligroso ¿sabe?— le mira galante sonriendo levemente, provocándole un fuerte sonrojo involuntario a la menor.
Ella sacudió un poco su cabeza recuperando la cordura. —¿Sabes qué es peligroso también? ¡Dejar a una chica con la duda y robar su cesta!— molesta y como puede se lanza a él tratando de arrebatarle su cesta pero con su poco equilibrio resbala y cae con él pero el lobo evito que se golpeara atrapandola entre sus brazos aun con la cesta.
—Eso estuvo feo... debería ser más cuidadosa señorita.— se acerca a ella y levanta su rostro con delicadeza por su mentón mirándola. —¿Está bien?
Sonrojada ella asiente con delicadeza y le observa fijamente. Sus ojos eran grandes y brillantes, no parecía ser un monstruo ni nada parecido, sin embargo le intrigaba bastante.
—Si...gracias a ti...— involuntariamente estira su mano temblorosa y toca su oreja suave haciendo que el contrario la moviera un poco sonrojándose levemente.
—Ah~ n-no agradezca...— su voz se tornó un poco seductora.
—Que orejas tan suaves y grandes tienes...
—Son para oírle mejor...— el tacto de la chica le encantaba, sus orejas eran bastante sensibles. La chica sonrojada tomó su cesta y estiró el brazo al interior sacando otro panecillo que dulcemente mordió.
—¿Quieres un poco? Quiero agradecerte por haberte preocupado por mi...— le ofrece de su panecillo al lobo y éste asiente mordiendo un poco y observándola, el rojo de las mejillas de la chica se intensificaba.
—Que...colmillos tan grandes tienes— expresa un tanto tímida.
—¿Hm...? Son para devorárle mejor— responde galante y bromista al terminar el bocado, sin embargo la expresión de la menor le sorprendió, había causado un efecto contrario al que quería lograr. Sieglinde le miraba con un rostro provocativo.
—¡Oh!~ Ya entiendo de qué se trata todo esto~ — mordió de una forma sensual y delicada el panecillo. —Mmm... que delicioso...
El lobo se sonrojó fuertemente y alzando una ceja le pregunta con un tono algo dulce —¿Esta tratando de seducirme pequeña y dulce Caperucita verde?— se acerca a ella y con su dedo pulgar limpia con delicadeza los pequeños labios de ésta.
—¿Yo? ¿Acaso no fuiste tú quien comenzó este juego, querido lobo?— sonríe levemente y lame con timidez su dedo, juguetona otorga un pequeño beso sobre éste. —¿Ahora quien está en apuros?— cuestiona riendo levemente al observar al contrario quien se mostraba mas dócil y sonrojado.
—Supongo que usted lo estará...no tiene idea lo que ocurre cuando provoca a un lobo hambriento.— gruñe un poco y lame con cuidado la comisura de sus labios quitando el rastro de crema que tenía.
—¿Así?— cierra un poco sus ojos al sentir su tacto. —En ese caso me atrevo a decir que ninguno de los dos estará a salvo, ¿cierto?— acaricia sus cabellos suaves y sus orejas.
—Me temo que está en lo cierto pero, ¿Qué sería de una historia sin riesgos?— susurra encantado rozando sus labios.
—Muy aburrida...En ese caso... hay que arriesgarnos...~— sin más junta sus labios contra los suyos tímidamente, comienza a saborear el dulce sabor del peligro en ese beso, lo prohibido era mucho más adictivo. Por otro lado Wolf le rodea con sus brazos por la cintura apegándose mas a ella, alguien tan frágil y embriagante para sus sentidos, comenzó poco a poco nublar su juicio en esa unión, al cabo de unos segundos se separaron mirándose en silencio y un poco temblorosos. Las manos de la chica recorren suavemente el rostro del mayor, el tenía una piel cálida y suave, en especial por esas patillas que descansaban por sus mejillas. Sonríe un poco mordiéndose el labio al ver cómo disfrutaba de su tacto y se restregaba en sus manos como un lindo cachorro.—Mi princesa esmeralda...— pronuncia encantado y luego le miraba fijamente, sus miradas se conectaron en medio de sus mimos y retomaron el beso de una manera más pasional. Sin dudar de entregaron a sus deseos y repegaron sus cuerpos uniéndose entre el beso y abrazos, está vez fueron mas osados y sus manos comenzaban a recorrer la espalda de su contra parte. Sus lenguas tímidas se encontraron y comenzaron su lucha feroz, suspiros leves e involuntarios comenzaban a salir de ella, en especial cuando él pasaba sus dedos por su espina dorsal. Un gruñido escapó de él cuando recibió un mordisco leve en su labio inferior por parte de la menor, a pesar de verse inocente sin duda era solamente un disfraz.
—Es...en parte cierto lo que dicen los libros...— ella susurra.
—¿Por qué, qué dicen?— ronrronea.
—Los machos alfa son territoriales...posesivos...pero...en el caso de los hombres, son criaturas rebosantes de lujuria~
—Es cierto...sin embargo no mencionaron algo...—comienza a besar el cuello de la joven con delicadeza, su piel cálida y su esencia le volvían loco.
—Ahh~— se arquea aferrándose a él y acariciando sus orejas. —Dime qué es, lobo feroz...
—Cuando un macho encuentra a alguien...especial...pasa con esa pareja el resto de su vida~— susurra en su piel. —Para nosotros el amor es para siempre...— muerde levemente su clavícula. Ella suelta un pequeño alarido y se repega un poco más a él.
—Eso...es algo muy bello~ — ronrronea y comienza a frotar un poco sus caderas contra las de él quien al parecer ya presentaba un bulto debajo de sus ropas.
—Algo que los humanos no siempre pueden...comprender~ — empujó un poco contra ella por instinto.
—Lo sé...quisiera saber mas de ello...pero no quisiera lastimarte...— le alejó un poco y trataba de acomodar su vestido y su capucha que comenzaban a resbalar por su hombro, pero él tomó su mano mirándola.
—Usted no parece alguien ruin, si hubieses querido me pudiste haber matado con una de tus piernas— señala con la mirada al dispositivo, que efectivamente terminaba con puntas afiladas. —Aún sabiendo que estás frente a un monstruo.
Ella le observa hipnotizada y niega.
—Pudiste haber hecho lo mismo, pero eres más humano que los mismos hombres...— encantada le acaricia las mejillas y besar su frente.
—Eres...la primer humana que me dice algo así— conmovido toma su mano y la besa con gratitud.
—También eres el primero en algo
—¿Así? ¿En qué?
—En capturar por completo mis sentidos... ¡Y en robar mi cesta!— ambos ríen levemente.
—Lo siento, estaba en mi territorio, ¡por tanto es mío!— sonriente.
—¿Entonces todo lo que esté aquí te pertenece?— alzando una ceja.
—Algo así...no exactamente todo, pero sí
—En ese caso ¿Ahora te pertenezco?— sus ojos chocan con los suyos.
—Si...
—Me alegro
—Sólo si así lo deseas...en este caso es diferente...
—Me temo que tendrás que seguir esforzándote y atraparme— coqueta ríe y le quita la canasta, se disponía a levantarse para engañarlo pero se lanzó a besarlo nuevamente con dulzura.
—Créeme que haré lo necesario por cazar tu corazón— corresponde a su beso y luego le carga como princesa.
—Así me gusta, querido lobo feroz— se acerca a él, y comienzan a andar.
—¿Y a dónde se dirigía señorita?
—A la mansión Phantomhive, a las afueras de la ciudad. Por cierto, mi nombre es Sieglinde.
—¡Señorita Sieglinde! Un gusto, mi nombre es Wolfram.— el lobo se dispuso a llevarla hasta su destino.
—¡Oh nos comimos los pastelillos! !A Ciel no le gustará esto!
—No te preocupes, lo compensare con un gran jabalí que pueda cazar más tarde.
—¡Pero, pero, pero!— ambos continuaron caminando y hablando por el resto del camino.
Sieglinde le entregó los pocos dulces que tenía juntos con las flores y la medicina al mayordomo Sebastián, y después volvió a casa con ayuda de Wolf, a partir de ese día pasaban más tiempo juntos y cada mañana representaba una nueva oportunidad para verse nuevamente. Desde ese día Caperucita prefirió por sobre todo al lobo feroz que a cualquier otro cazador, leñador o príncipe azul.
#💚SieglindeCrevan🐺Quería añadir lemon hard, pero prefiero reservarlo para Bitten Lips. 7w7
Nos vemos! 💚💚💚💚💚💚💚
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En medio del bosque
FanfictionEste es un one shot en compensación a quienes siguen mi primera historia, Bitten lips. Tardaré en actulizar debido a las próximas convenciones xD.