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Silencio.

Solo hay silencio.

Aunque, haya pasado un minuto desde que el omega se lo confesó a Kamukura, es como si hubiera pasado horas. La incertidumbre crece cada vez más, el miedo también; no sabe qué dirá o hará el contrario.

¿Va a reírse?

¿Rechazarlo?

¿Decirle que se vaya?

Komaeda no sabe si decir algo, a pesar de que no sepa qué, quiere terminar con este cruel silencio.

—Me quieres —escucha que dice el alfa con su típico tono.

Asiente con la mirada en el piso.

Está tan avergonzado, la cara le arde por completo.

—Que inconciente.

— ¿Eh?

Lo mira sin entender sus palabras.

—Decirme algo como aquello —no quiere usar su análisis, todavía—. Luego, de haberme gritado y reclamado el daño que te hice —el rojo no mira al gris—. Realmente, que inconsciente.

Puede que tenga razón, la forma en la que se dieron las cosas, no fue nada romántico a decir verdad; todo lo contrario, ha sido una confesión apresurada y desesperada.

—Yo,... —vacila el omega—,...supongo que te es desagradable, es decir, que un ser insignificante tenga aquel sentimiento por ti…, debe ser asqueroso.

Baja la mirada con tristeza al no obtener respuesta alguna.

Sabía que esto pasaría.

Por otro lado, Kamukura está luchando con su lado alfa y el calor, el cual ha aumentado en su interior, no lo soporta más, abre los labios para hablar con el albino sobre el tema, pero su garganta suelta un jadeo y siente como empieza a sudar.

— ¿Izuru?

Dice al ver como la respiración del nombrado está más acelerada, no es normal, para nada.

La nariz del alfa aspira la vainilla, vuelve a soltar otro jadeo y usa su análisis para tener una respuesta a su estado.

—Mierda —dice Kamukura entre dientes al saber qué es lo que le pasa y una electricidad recorre su cuerpo entero.

Cae de rodillas con un fuerte gruñido.

— ¡Izuru! — Corre hasta el azabache, quien al oler más la vainilla se pone de pie con un rápido movimiento y agarra los hombros del omega para empujarlo hasta hacerlo acostar encima del sillón.

El albino está por preguntar el porqué el contrario se encuentra tan fuera de lugar, sin embargo, aquella duda desaparece de su mente al oler el aroma que está desprendiendo.

A Komaeda nunca se le pasó por la cabeza este tema, creyó que al ser un experimento no compartiría la naturaleza del lado alfa.

Se equivocó.

Kamukura Izuru ha entrado en celo.

Increíblemente, lo ha hecho.

Las mejillas pálidas cobran color cuando la nariz del alfa está recorriendo el contorno de su cuello, un escalofrío recorre su columna vertebral al sentir como sus manos están acariciando sus piernas y muerde el labio inferior al momento en que el duro miembro del azabache se ha posicionado en la parte baja de su estómago.

—Izuru —suelta un largo suspiro y lleva sus manos al rostro del de ojos rojos para mirarlo con ternura.

—Nagito —gime cerca de sus labios—. Nagito Komaeda.

Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora