Instrucciones para utilizar el baño de un bus

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Para empezar y a mi parecer lo más indispensable, encuentre un bus con baño, normalmente son los buses interdepartamentales los que cuentan con uno, aunque muchas veces este se encuentre cerrado y oliendo muy mal. Ahora contando con que el baño esté en funcionamiento, trate de entrar en él, antes que las otras treinta personas del bus que por casualidad del destino o por pura desgracia, quieren usarlo al mismo tiempo en que esas gaseosas que usted bebió durante el día piden ser expulsadas de inmediato de su organismo. En este punto y contando con que ha podido encontrar el baño desocupado, tenemos que separar esta guía en dos partes llamadas: Hombres y Mujeres

Hombres: No sabría decir si es más fácil para nosotros o para ellas, pero la correcta realización de la siguiente instrucción varía según las capacidades de quien la lleve a cabo, ya que es necesario tener una serie de habilidades un poco específicas que están entre ser medio malabarista, francotirador y que Jorge Baron le haya dado la patadita de la buena suerte, para que mientras usted este haciendo sus necesidades el conductor no decida frenar en seco y dejarle un popurrí de deshechos propios y ajenos encima. Ahora retírese el pantalón y bueno, el resto es intuitivo y más personal. Cuando haya acabado de hacer sus necesidades, lávese las manos muy bien con el jabón imaginario y vuelva a la incomodidad de su silla, maldiciendo cada aspecto de esta experiencia.

Mujeres: Ustedes se enfrentan a más variables que los hombres, una de estas puede ser que la persona que entro anteriormente al baño haya sido un hombre, el cual tuvo mala suerte cumpliendo las habilidades anteriormente mencionadas y por consiguiente el baño haya quedado como algunas obras del arte moderno, una mierda. Si esto fue así, espero que lleve mucho papel higiénico y un ímpetu inquebrantable. Una vez forrada toda la tapa del asiento del inodoro (sí, es bien sabido que esto es una práctica recurrente en los baños públicos) proceda a medio sentarse intentando que su trasero toque lo menos posible dicho asiento cubierto de papel, una vez superada esta traumática experiencia, proceda a usar el eficaz jabón imaginario para lavarse las manos y siga el último paso mencionado en la sección de los hombres.

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