Antes de empezar, debo decir que este shot NO es mío. Lo encontré en tumblr, es de una chica que se llama 'nuclearcliffords', estaba escrito en inglés y yo simplemente lo traduje. Espero que os guste.
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Me senté en la cama de Calum mientras jugaba con mis dedos. Mordí mi labio.
–¿Qué tienes que decirme?– me preguntó.
Parecía confuso y preocupado. En lugar de decir algo, solté un sonoro gemido y me acosté en su cama, poniendo mala cara y después mirando a Calum.
–¿Qué?– preguntó–. Aún no estoy seguro de si debería preguntar.
Gemí de nuevo, moviendo mi cabeza lejos de Calum. Se acostó a mi lado, elevando una ceja.
–Soy tu mejor amigo. Puedes contármelo.
–Prométeme que no te reirás de mí– lo miré rápidamente, mordiendo mi labio por la frustración.
–Adelante– sonrió.
Respiré profundamente.
–¿Me darías algún consejo sobre cómo dar una mamada?
Sus ojos mostraron lujuria. Abrió su boca, mirándome sin decir una sola palabra durante un instante. “¿Estará enfadado o algo?”
–¿Por qué?– habló finalmente.
–Porque... Nunca le he hecho una mamada a nadie y pensé que te podría gustar... Darme algún consejo. ¿Es esto raro?
Él soltó una risita y suspiró.
–Bueno, soy tu mejor amigo. Te ayudaré si me dices a quién le vas a hacer una mamada– sonrió– ¿Es todo por ese novio tuyo... Adams?
Tragué saliva.
–¿Quién más?
Él jadeó, uniendo sus cejas.
–¿Vas a dejar que ese idiota ponga su polla en tu boca?– me miró lleno de ira, casi celoso.
–Hemos estado saliendo durante un año. Y además, soy una jodida adulta, Calum. Yo decido quién pone su polla en mi boca– oh, mierda, eso sonó muy mal.
–Tienes que estar de broma– gritó él.
–Bueno, pues no lo estoy. Y perdóname si pensé que mi mejor amigo en el que confío podría darme algunos consejos– siseé algo enfadada.
“¿Quién es él, mi padre?”
–¿Quieres aprender? ¿Por qué no pones mi polla en tu boca?– jadeó mirándome.
–¿Lo dices en serio?
–Muy en serio.
Se podría notar su descaro a quilómetros de distancia.
–Bien– me levanté, molesta.
–¿Q-qué?– jadeó Calum.
–Me vas a ayudar– ordené–. ¿O tienes miedo?– bromeé.
–¿Por qué iba a tener miedo de una jodida mamada?
Me miró con sus ojos en llamas debido a la lujuria, y apoyó sus puños en sus piernas.
–Está bien– comencé a caminar hacia la puerta.
–Espera. Está bien– suspiró rendido. Giré sobre mis talones, sonriéndome a mí misma–. Hazlo.
Calum se apoyó levemente en su almohada para tener mejor vista. Tenía una estúpida sonrisa en su cara. Caminé hacia la cama y me senté a su lado. Aún tenía dudas.
Mi mano viajó a la parte de arriba de sus pantalones y le eché una mirada, pidiendo permiso, hasta que se los bajé, haciendo que su polla saliera. Me quedé mirando hacia ella aún preguntándome qué iba a hacer.
–¿Va todo bien?– preguntó él.
“¿Qué he hecho...?”
–Sí, es solo que...
–Tienes que ponerme cachondo– ordenó.
Lo miré fijamente.
–¿Qué?
–¡Te estoy enseñando! ¡Querías mi puto consejo!
Yo suspiré.
–Oh...
Lo cogí y moví mi mano lentamente arriba y abajo.
–Aprétalo un poco más fuerte. Umh, disfrútalo– dijo Calum con la voz quebrada mientras yo seguía bombeando su pene.
–¿Te gusta?
–Sí... Joder.
Empecé a mover mi mano más rápido, y miré a Calum. Él estaba respirando pesadamente mientras el movimiento de mi mano aumentaba. Echó su cabeza hacia atrás.
–Usa tu boca.
Envolví su pene con mis labios. Dejó escapar un sonoro suspiro.
Me sentía cada vez más caliente; una mezcla de vergüenza y frustración sexual. Lo chupé fuerte, deseando que esa fuera la mejor cosa para hacer. Me miró desesperado.
–Por favor, chúpalo entero.
Empujé más, chupando todo lo que pude de él, que fue menos de lo esperado. Mantuve contacto visual con Calum, chupando lo más fuerte que pude. Él se estremeció. Envolví con mi mano la base de su polla y la moví arriba y abajo, coordinada con mi boca.
Mi mandíbula empezaba a dolerme un poco, y estaba luchando por respirar.
Sus caderas embistieron involuntariamente contra mi boca. Empecé a envolver mi lengua alrededor de él.
–Me... Me voy a correr– suspiró.
Y entonces, lo chupé todo. Se corrió en mi boca. Tenía un extraño sabor salado, fuertes chorros bajando por mi garganta. Tragué todo lo que pude. Me separé de su pene y lo miré.
–Eso estuvo bien– suspiró.
–Gracias, supongo.
Limpié con mi mano los restos de semen que había alrededor de mi boca.
–¿Era la primera vez que hacías una mamada?– levantó una ceja.
–Sí.
–Bueno, lo hicieste genial.