Emily Darcy: Al borde de la Locura (EDED #2)

Prólogo

-ICAN'T LIVE WITH OR WITHOUT YOU―cantaba Emily, encerrada en sucamioneta, en la cochera de la casa de los Preston, a las cuatro dela madrugada, con una botella de vino blanco en una mano y una bolsade Twinkies en la otra, conU2 sonando al máximo en el estéreo, sacudiendo la cabeza ygolpeando el manubrio una y otra vez.

Sintocar el claxon, obviamente.

Hayque tener respeto por la familia que duerme dentro de la casa.

Unaluz se encendió en la cochera y un somnoliento castaño entró,arrastrando los pies.

―Emily...―golpeóla primera vez en el vidrio, siendo ignorado olímpicamente por lamenor de los Darcy, que estaba muy emocionada en la parte del¨Oh¨―Emily...―nada. La chica seguía sacudiéndose como siestuviera en medio de un exorcismo, cubriendo sus asientos dellíquido de la cuarta botella de la noche.―¡OYE, DARCY!

Emilyfinalmente reaccionó, detuvo la canción desde su teléfono y bajótranquilamente el vidrio.―¿Que hay?―saludó.

―¿Podríasdetener tu espectáculo, por favor?―lo miró confundida.―mishermanos me quieren asesinar por haberte dejado usar nuestra cochera;Nolan tiene un examen mañana y Quentin esta revisando unos papelesde la empresa, Liam y yo tenemos un juego mañana por la mañana ylos mellizos tienen una exposición sobre mamíferos. Sin contar quePhoebe dijo que si no te callas viene y le tira agua a los parlantesdel auto.

Emilyfrunció el ceño, analizando las palabras de Mateo tan rápido comosu ebrio cerebro le permitía.―Pero que graves son todos.―sequejó.―Está bien.―murmuró.―dejaré el ruido.―asintió,alzando las palmas en señal de inocencia.

―Gracias.―Mateosuspiró, abrazándose a la sudadera que traía puesta.―Puedesdormir en la habitación de huéspedes en el tercer piso cuandotengas sueño.―Emily asintió, dando un largo trago a suvino.―Buenas noches.

―Bye,Mat.―se despidió, subiendo el vidrio.

Mateosuspiró y entró en la casa de nuevo, cerrando de un portazo lapuerta, dejando atrás el escandalo que ahora hacía con James Arthury ¨Say you won't let go¨

EL DIARIO DE EMILY DARCY: AL BORDE DE LA LOCURA